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Los veneros del diablo o la ruina del petróleo nacional
La industria petrolera mexicana atraviesa una doble crisis que tendría también una triple explicación: la falta de utilización política del crudo, la incapacidad de tres formas partidistas de gobierno nacional y el drama de que los recursos energéticos que iban a salvar al país han sido desplazados por las remesas que representan las cifras de la explotación de mexicanos en Estados Unidos.
Desde 1940 a la fecha, los discursos sobre petróleo han sido insolentes y demagógicos en sus referencias a la decisión histórica del presidente Lázaro Cárdenas del Río de expropiar la industria petrolera que controlaban extranjeros en un acto de defensa de los intereses de los trabajadores explotados. Todos los gobiernos se han declarado cardenistas y todos los gobiernos tienen hundida la industria en la burocracia, la corrupción, el sindicalismo en estado de descomposición y funcionarios incompetentes en el área.
La fase de la producción limitada interna de 1938 a 1976 sentó las bases de la desorganización de la estructura de producción con la empresa Petróleos Mexicanos a manos de políticos y técnicos irresponsables y el Sindicato de Trabajadores que nunca pudo construirse como una instancia defensora de la potencialidad energética del petróleo.
El ciclo de la exportación 1977-2000 le dio a la economía mexicana cifras cercanas a 100 mil millones de dólares, pero la falta de un proyecto de desarrollo industrial facilitó que ese dinero se fuera por el caño de la corrupción, el despilfarro y la ineficacia. La deuda de la empresa Petróleos Mexicanos a finales de 2024 fue de casi 100 millones de dólares, lo cual estaría revelando que la incompetencia gubernamental de los gobiernos de 1977 a 2024 habría sumado 200 mil millones de dólares, y de 1977 a la fecha el crecimiento económico de México ha sido de 2% promedio anual.
Y si se le quiere echar más alcohol a la herida económica nacional, habrá que tomar en cuenta el hecho de que la deuda pública total de México ha sido producto de contratación de recursos ante la ausencia de financiamientos propios y que la cifra última de la deuda pública externa de México ascendió a 223.5 mil millones de dólares.
La expropiación del petróleo rescató para la nación –en el discurso oficial– una industria extractiva que estaba obligada a producir ingresos por la venta del producto dentro y fuera del país y por el cobro de impuestos derivados de la transformación industrial del petróleo.
Pero no. La empresa Pemex en manos de todo tipo de corrientes económicas gubernamentales de 1940 a 2024 se convirtió en un pozo seco de aportación de recursos y en casi 85 años ha acumulado una deuda cercana a 100 mil millones de dólares que la hace prácticamente inviable en su funcionamiento.
Y el problema se agrava con la obsolescencia de la maquinaria extractiva y transformadora del recurso, pasando por decisiones personales que le han costado más dinero al Estado y a Pemex como la refinadora de Dos Bocas en Tabasco que se comprometió a construirse con 7 mil millones de dólares y su costo real se puede localizar cerca de los 20 mil millones, con una capacidad simbólica de producción de gasolinas.
El neoliberalismo delamadridista-salinista distorsionó el potencial petrolero bajo la argumentación técnica del secretario de Hacienda 1988-1994, Pedro Aspe Armella, de que salía más barato importar gasolina que producirla en México y entonces ese modelo ideológico económico metió a México en la lógica absurda de extraer petróleo para pagar su refinación en Estados Unidos y regresarlo como gasolina importada.
El 87 aniversario de la expropiación petrolera se celebra hoy martes 18 de marzo con los mismos discursos demagógicos que exaltarán la figura del presidente Cárdenas y refrendarán su colocación en el nicho de la historia, pero con un saldo negativo en el manejo del recurso petrolero que se expropió para beneficio primero de México y es la hora en que el nivel de desarrollo alcanzado en los hechos nada ha tenido que ver con el potencial expropiador del petróleo. Las cifras consolidadas reflejan que las exportaciones de petróleo crudo representan el 4.6% del total y que las exportaciones manufactureras con cada vez mayor componente extranjero alcanzan casi 90%.
El gobierno del presidente López Obrador que se fundó en su origen con una rebelión de defensa de los pozos petroleros en Tabasco entregó un saldo negativo en resultados con el sector nacionalizado por el presidente Cárdenas.
Esto lleva a la conclusión de Ramón López Velarde de que los veneros de petróleo los escrituró del diablo.
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Política para dummies: la política es el ajuste de cuentas con la política.
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