Teresa Gil/Libros de ayer y hoy
Luego de haber sido catapultada nada menos que por el presidente López Obrador como candidata presidencial de la oposición, Xóchitl Gálvez Ruiz iniciará mañana su campaña política formal desde una posición de un tercio de las tendencias electorales y la responsabilidad de esa ubicación es de ella misma, de los tres partidos que la apadrinaron y del bloque neoconservador.
La figura política de Gálvez Ruiz careció de rumbo, no encontró un tono definido que pudiera capitalizar, no pudo superar su figura chistosa sin contenido político, quedó atrapada en el fondo desde el desprestigio de las tres dirigencias de los partidos, fue capturada por un grupo de colaboradores que nunca ha podido tener dirección de rumbo ni mando y, entre muchos otros defectos, la propia Xóchitl no pudo construirse un perfil presidenciable.
Las candidaturas presidenciales en México han respondido, en la real politik, a figuras que ofrezcan imagen de autoridad y representan contornos de seguridad nacional. La candidata Gálvez Ruiz, en estos ocho meses de precampaña, es más recordada por tropiezos de imagen, confusiones verbales, mensajes como Estados Unidos y el Vaticano que mostraron la debilidad de su pensamiento nacionalista estratégico y el fiasco real de su modelo copiado a López Obrador de conferencias matutinas y ella sin ningún resultado en el reacomodo los equilibrios de poder.
El error más importante de la candidata Gálvez Ruiz fue haber utilizado todo su tiempo y esfuerzo en atacar de manera directa al presidente de la República, suponiendo que sus opiniones pudieran debilitar la fortaleza presidencial y su candidata Sheinbaum Pardo. En los hechos duros, la aprobación presidencial no se ha movido ni un punto porcentual, ni siquiera por efecto de la estrategia del grupo conservador que potenció las denuncias infundadas y mentirosas del New York Times.
El desdén presidencial a todas las referencias de la candidata Gálvez Ruiz demostró desde el principio que era una estrategia equivocada y que la abanderada opositora había perdido la oportunidad real de adelantar una confrontación directa con la candidata oficial Sheinbaum Pardo, de tal manera que le hubiese minado algunos pocos puntos porcentuales en la tendencia electoral.
Por una decisión estratégica inexplicable de su contrincante, la candidata oficial Sheinbaum Pardo llegará mañana al inicio de su campaña sin un raspón y sin ninguna abolladura propiciada por su adversaria opositor, por lo que la nominada de Morena debería de agradecer públicamente mañana el apoyo indirecto de la candidata opositora Gálvez Ruiz.
En ese error estratégico de confrontarse inútilmente contra el presidente y dejar a la candidata oficial sin ninguna referencia política explica por qué Gálvez Ruiz no pudo mover el promedio de las tendencias de las encuestas y por qué Sheinbaum Pardo mantuvo su promedio de 55%-60%, más o menos el mismo nivel de los votos consolidados que obtuvo el presidente López Obrador en las elecciones de 2018.
La falta de una articulación estratégica entre la candidata opositora y sus tres partidos promotores explicaría un dato mayor que revelan las encuestas: Morena estaría manteniendo en 2024 la misma tendencia de votos de 2018, en tanto que la coalición PRI-PAN-PRD habría bajado casi diez puntos porcentuales sus votos del 41.4% de 2018 al promedio de 32.3% para 2024.
Ni la candidatura de la inquieta Xóchitl, ni la complicidad entre los dirigentes de los tres partidos, ni el reparto de posiciones con candidaturas decididas por las oligarquías partidistas lograron mover la tendencia de las encuestas y en realidad la baja del promedio de votos opositores en seis años –con todo y la joroba de las votaciones legislativas de 2021– responde a que la oposición, el bloque social conservador y el perfil chistoso de Xóchitl no pudieron venderle al electorado una expectativa que confrontara los que representaba el bloque oficial: las políticas asistencialistas de gobierno, el papel revulsivo del presidente López Obrador en las mañaneras y la forma en que paulatinamente Morena fue desfondando a la oposición.
A partir de las tendencias de votos del arranque de la campaña formal, sólo un milagro podría darle la voltereta a las cifras que hoy benefician a Morena.
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Política para dummies: la política se hace con astucia, no con chistes.
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