Teresa Gil/Libros de ayer y hoy
Más de 90 políticos fueron asesinados en las pasadas elecciones. Lo que representa más casos de familias separadas y rotas, que estuvieron a merced del crimen organizado.
Esta violencia no sólo se trató de las elecciones, porque ya estábamos ante el clima más violento de la historia, tuvimos días y semanas con el mayor número de asesinados en la historia del país, y lo único que podíamos percibir es que esta violencia iba en aumento.
Así, nos encontramos ante dos hechos lamentables; uno fue el asesinato de Paulino Rodríguez, una persona muy cercana a nuestra comunidad. Un compañero que convivía con las personas que son un motor importante de nuestra economía, un deportista que competía en el gimnasio de nuestra comunidad.
Si menciono su muerte es porque también se le conocía por sus aspiraciones y vocación política. No era secreto que era funcionario, y adepto a Morena, el partido oficialista. Además, era una persona confiable, un buen vecino.
Paulino fue sacado de su hogar donde se encontraba también su mamá. Estas escenas infernales ya son comunes a plena luz de día, cabe recordar la masacre de mis primas y sobrinos; ahora los criminales ya no se cobijan en las sombras, ni tienen miramiento alguno, si alguna vez existió algún código entre ellos, hoy es historia.
Por cierto, el pueblo donde fue asesinado Paulino, Buenaventura, está muy controlado por el cártel «La Línea» misma que asesinó a mi familia.
Un evento igual de lamentable, fue el asesinato de Abel Murrieta, el abogado de la familia, ocurrido en Cajeme, Sonora, cuando buscaba el voto ciudadano, él quería ser presidente municipal de su municipio, per unos disparos lo alejaron de sus sueños, en un lugar céntrico, con luz y cámaras aledañas.
En ambos casos y en más de los 90 referidos, fue alguien más el que decidió que su vida no valía, y de forma cobarde fueron asesinados. También en ambos casos, se ve muy lejano dar con los responsables.
Hace unos días, un grupo de políticos de oposición fueron a la Organización de Estados Americanos a realizar una denuncia. Los líderes de los principales partidos opositores en México, conformados en “Va por México”, se reunieron con el Secretario General de la OEA, Luis Almagro, para denunciar que en México se llevaron a cabo “narcoelecciones”, debido a la supuesta intervención del crimen organizado, el pasado 6 de junio.
Todo esto que ocurre, nos debería llamar a una reflexión profunda de lo que realmente pasa, todos denuncian al “de enfrente” por prácticas ilegales, nadie tiene la sensatez de revisar que ocurre en sus entrañas y porque cada vez ocurren más y más casos.
Nadie denunció cuando el dinero corría financiando candidatos, nadie alzó la voz cuando en las pequeñas localidades el narco comenzó a decidir a las autoridades, y todos se hicieron ciegos cuando los grandes candidatos eran acusados de narcotráfico, y como eran de su propio partido, guardaron silencio.
No se trata de denunciar al de enfrente, se trata de que el país necesita un gran frente contra los delincuentes, contra los criminales, si no, todo seguirá pasando por el cristal político, y ahí no tienen ya credibilidad de nadie.
Denuncien por convicciones de ley, no por motivaciones políticas.
Al bloque opositor, ¿llevaron en su denuncia a algún candidato propio acusado por delincuencia?, la misma pregunta a Morena, porque no critican que en localidades se ha evidenciado que el crimen decidió a sus autoridades.
Mientras sigan viendo su beneficio político, todo va a seguir igual, criminalmente igual.