Gabriel García-Márquez/Sentido común
El problema sin duda es que vivimos en dos Méxicos diferentes, y mientras eso no cambie, dudo que podamos avanzar.
Hoy los ciudadanos reclamamos que el presidente comience a trabajar en resolver los problemas que padecemos a diario; la gran dificultad de este punto es que López Obrador desconoce esta realidad, o la ha encapsulado del lado de sus adversarios, por lo tanto lo deslegitima.
Por ejemplo, aparecen videos de su secretario particular, Alejandro Esquer, depositando cuantiosas sumas de dinero, y en lugar de salir a explicar, dar una razón lógica, se vuelve a colocar tras el escudo de los periodistas corruptos y conservadores.
Después de las medidas que ha tomado la Secretaría de Hacienda en revisar los depósitos en efectivo, desde 15 mil pesos, suena extraño que el secretario particular, no pueda salir a explicar el porqué de su situación, más que abonaría a legitimar una decisión del gobierno de la Transformación.
Por otro lado, nos enteramos que el Fiscal General de la República, Alejandro Gertz Manero, gastó en un año más de 109 millones de pesos en autos de lujo, esta investigación la realizaba la Unidad de Inteligencia Financiera; sin embargo, unas horas después, esta versión fue descalificada por la autoridad.
Todo indica que era un dato que no les convenía, y era más fácil desdecirse, y negar cualquier tipo de investigación. Para ser un gobierno que se dice diferente, están haciendo muchas cosas igual, y de nuevo, quien se queda con versiones a medias y tratando de encontrar razones lógicas, es el ciudadano.
Pero aún más grave es que en su conferencia mañanera de este 6 de noviembre, Andrés Manuel López Obrador señaló mientras trataba de descalificar un tweet y deslindarse de actos vandálicos de su juventud: “‘Cuando este porro priista se dedicaba a quemar pozos —nunca quemé un pozo— allá en Tabasco —quemar un pozo es algo no solo ilegal, lo que puede significar terrorismo, es algo muy peligroso, o sea, la quema de un pozo imagínense lo que produce— no solo causó un gran daño económico y ecológico a la región y a la nación…”
Es decir, para él sí existe el Terrorismo, sí lo concibe, pero a partir de su escala de valores. Cuando masacraron a mi familia realicé la petición para que este acto se considerara terrorismo. Donald Trump tomó la iniciativa, y la consultó con el presidente Obrador, quien enfático le respondió que no existía Terrorismo.
El México que existe en Palacio Nacional debe ser hermoso, después de todo es una gran construcción, histórica, llena de memorias. El que se vive en las calles no es igual. Cualquier poblador de sitios que están siendo asolados por el crimen podrían asegurar que existe el Terrorismo y hiere en las raíces.
Ese es el problema, si todos viviéramos en el México que imagina López Obrador, el que está lleno de magia, sería excelente; lamentablemente vivimos afuera y sólo nos debemos conformar con escuchar, como una fábula dolorosa, ese país que nos narran todas las mañanas.