
Raúl López Gómez/Cosmovisión
Más que cualquier otra cosa, a la gobernadora Rocío Nahle le urgen especialistas en manejo de crisis mediáticas. Al día siguiente de que dijera que la maestra jubilada y taxista Irma Hernández Cruz, (secuestrada por unos delincuentes que la exhibieron en un video) había muerto de un infarto, la tundieron uno tras otro Manuel Feregrino, Ciro Gómez Leyva, Joaquín López Dóriga, Chumel Torres, Eduardo Ruiz Healy y Pepe Cárdenas y en sus espacios de Telefórmula.
Y cuando calificó de “miserables” a los periodistas en lugar de a los criminales, le fue peor. Sobre todo al reiterar que la víctima había muerto de un infarto “les guste o no les guste”. Y no, a nadie gustó su tono de voz.
La gobernadora se aventó al ruedo sola, no hubo nadie detrás de ella para aconsejarla y las consecuencias fueron lamentables.
En la oficina de Comunicación se movieron con lo que tenían. En estaciones radiales, televisoras locales, prensa escrita y portales informativos dieron a conocer que desde que Nahle gobierna Veracruz eliminó la caseta de peaje (de Fortín), los retenes carreteros y las grúas extorsionadoras; cesó a policías y tránsitos corruptos, hay vigilancia 24/7 en carreteras federales, la promoción turística y cultural está al máximo, renovó el transporte urbano en la zona del centro, pavimenta carreteras y entrega medicinas.
Pero la medida resultó insuficiente.
Después de que se dio a conocer esa información el periodista Armando Ortiz escribió: “No pues con razón, la señora Nahle es la peor gobernadora de la república mexicana”.
Los cruentos asesinatos de las últimas semanas y el mal manejo de esas crisis provocaron que la popularidad de la gobernadora se fuera al abismo.
Un estudio de Demoscopía Digital y el diario La Jornada, ubican a Rocío en el último lugar del ranking de aprobación de gobernadores del país. La gobernadora aparece en el lugar número 32 (de 32 gubernaturas) con 39.7 puntos. A años luz del tercer lugar que obtuvo en febrero de este año con un 74.1 de aprobación en la encuesta de Reporte Índigo y Factométrica, que evaluó el trabajo de los gobernadores por su combate a la inseguridad y su transparencia.
Es decir, en apenas cinco meses Rocío Nahle cayó 34.4 puntos, una barbaridad… y siguen las malas.
Este martes y en conferencia de prensa dijo que así como hay una “temporada de zopilotes” a nivel nacional contra la presidenta Claudia Sheinbaum, también hay una “temporada de zopilotes” en Veracruz porque “el antiguo régimen se niega a morir”.
¿A qué régimen se referiría?
No creo que al del PRI que tiene nueve años fuera del poder y es un globo desinflado. Tampoco al PAN que gobernó por dos años y ni a régimen llegó. Quizá por eso ninguno de los dos partidos le contestó.
Quien sí lo hizo fue Ceci Flores, fundadora del Colectivo Madres Buscadoras de Sonora que desde allá lanzó el obús. “Si, es temporada de zopilotes y viera cómo duele. Esos pájaros están volando en círculos sobre los cadáveres de nuestros hijos”, lamentó Ceci que a renglón seguido fustigó: “Y no se engañe, con esa actitud e indiferencia, no le ayuda a la presidenta”.
Urge, urge de toda urgencia que la gobernadora cuente con profesionales en el manejo de medios que la ayuden a salir del atolladero. Y no correr a Benita González de la Coordinación de Comunicación Social, como lo piden zopilotes incrustados en el gobierno estatal.
Esa no es la solución. Benita está haciendo bien su trabajo con lo poco que tiene.
En tiempos del PRI había mujeres y hombres inteligentes y capaces de transformar una tarugada en un acierto del gobernante en turno. Y eran personas a las que escuchaba el gobernador.
Miguel Ángel Yunes despidió a algunos y Cuitláhuac corrió al resto. Esos profesionales ya no los tiene Benita en su oficina y son los que le que le están haciendo falta a la gobernadora.
Mientras carezca de ellos y escuche sólo a quienes le riegan incienso, Rocío Nahle no gobernará plenamente; lo hará a la defensiva. Y hacerlo de esa manera no es gobernar.