Raymundo Jiménez/Al pie de la letra
*SOLÁ: MERCENARIO MODERNO
Parece que nuestro país continúa inmerso en la herencia de doña Marina, mejor conocida en la historia nacional como La Malinche. Cuando nuestros compatriotas se topan con extranjeros, se vuelcan en halagos, en cuidados esmerados, en invitaciones; con la idea de que cualquier extraño es superior a los mexicanos en todo.
Personas encumbradas en la política, en el cine y en diferentes actividades han observado ese comportamiento. Salinas de Gortari, por ejemplo, convirtió en su vicepresidente al español-francés José Córdoba Montoya, a quien muchos mexicanos ven aún como el verdadero responsable del asesinato de Luis Donaldo Colosio, cuyo ascenso a la Presidencia de México fue truncada en Lomas Taurinas, barrio de Tijuana, Baja California.
Nuestro cine está atestado de pésimos actores traídos de otros países, cuando ni siquiera hacen falta. Para malos, aquí abundan. Sin embargo, nuestros genios han atestado todas las pantallas con gente bonita, pero con el cerebro vacío. Aquí también se dan.
Hace algunos años apareció en el escenario político del suelo azteca, un español nefasto, dedicado a la publicidad, que se dedica a inventar frases o a estudiar la forma de menguar la fuerza de nuestros actores en esa actividad. Se trata de Antonio Solá, quien ha alcanzado un lugar importante, porque se lo han dado nuestros compatriotas. Es un mercenario que se alquila al mejor postor.
Es el autor de la frase hecha en contra de Andrés Manuel López Obrador: “es un peligro para México”. Le atinó, al grado de que aún se repite en todos los rincones del país. Sin embargo, se trata de una expresión tan obvia, que no hubieran tardado nuestros paisanos en encontrarla de manera natural.
Se sabe que ha sido contratado varias veces, por Felipe Calderón, por Josefina Vázquez Mota y por otros, para encontrar argumentos que permitan el avance del contratante en las elecciones, fabricados mediante el estudio de los errores en que haya incurrido el rival. En el caso del tabasqueño, sólo encontró la frase ideal, que por cierto endulzó el oído de muchos.
Hace poco ofreció sus dotes al mismo Peje, pero fue rechazado. Manifestó el mercenario que él no era culpable de nada, que antes actuó en su contra sin tener algo personal. Como esgrimen muchos asesinos cuando por paga, vacían a quemarropa la pistola a la víctima: “discúlpame. No es nada personal. Me pagaron”.
Antonio Solá se ha convertido en un personaje importante. En nuestro país suelen pasar cosas que jamás ocurrirían en otro. Acaba de declarar que El Peje ya no es peligro para México y que ganará las elecciones. ¿Logró finalmente que lo contratara el cuasi candidato? De personas sin escrúpulos puede esperarse todo y esta expresión sirve para describir en dos sentidos.
Da conferencias, es objeto de entrevistas, habla mal de los mexicanos, se alquila para denostar, para inventar, para estudiar los pasos de nuestros políticos, para hablar mal de ellos. ¿Por qué se le permite vivir en México? ¿Acaso se le tiene como indispensable para eso?
Bueno. Aquí se vale de todo. El Presidente Fox entregó personalmente a Zhenli Ye Gon, a quien le descubrieron en una casa más de 200 millones de dólares en efectivo, la carta de naturalización, en una ceremonia realizada en la Secretaría de Relaciones Exteriores.
Con muchas evidencias en contra, la francesa Florence Cassez fue puesta en libertad y devuelta a su tierra, cuando muchos mexicanos, hombres y mujeres, la reconocieron y señalaron como la novia de su secuestrador.
Abunda ese tipo de historias.