
Gabriel García-Márquez/Sentido Común
Tras larga espera, finalmente arrancó la gran Espartaqueada Cultural Nacional de Antorcha. Vamos apenas a mitad del camino, pero ya nos ha dejado momentos verdaderamente memorables y conmovedores que a los asistentes nos ha convencido de que el camino largamente recorrido por nuestra Organización durante 50 años no ha sido en vano y que los antorchistas sí podemos realizar la gran transformación social en favor de las clases trabajadoras y humildes que nuestra patria necesita urgentemente.
Esta Espartaqueada Cultural es muy especial porque es la primera que se desarrolla en el recién inaugurado auditorio “Aquiles Córdova Morán”, un monumento arquitectónico de primer mundo, con capacidad para más de 2 mil asistentes y con las condiciones técnicas para albergar eventos de gran calidad artística: obras teatrales, conciertos de música académica, ópera, espectáculos de baile folclórico o ballet clásico y también diseñado para ser el recinto en el cual se presenten durante más de 9 días niños, jóvenes y adultos humildes, provenientes de las clases trabajadoras de todo el país.
“Los que iniciamos Antorcha hace 50 años vemos coronado un sueño con la inauguración de este teatro, que tiene que convertirse en una herramienta muy poderosa para impulsar hacia adelante nuestro trabajo cultural. Queremos que vengan aquí los más humildes del país, que vengan todos los antorchistas”, dijo el maestro Aquiles Córdova Morán durante la inauguración del nuevo auditorio.
Y ya está comenzando a jugar su papel. Durante los días domingo y lunes fue el recinto desde el cuál se rindió un gran homenaje a la riqueza musical de nuestro país, los congregados nos deleitamos dos días completos con canciones mexicanas, boleros, rancheras y trovas yucatecas de los más grandes compositores nacionales, interpretadas en solitario, a dueto, por rondallas y también por coros.
Los asistentes escuchamos con suma emoción las grandes piezas musicales de Agustín Lara, Manuel M. Ponce, Alfonso Esparza Oteo, José Alfredo Jiménez, los hermanos Domínguez, Ernesto Cortázar y muchos otros, en momentos en los que es sumamente necesario transmitir a las nuevas generaciones el orgullo nacionalista y el amor a la patria, y en completa oposición a la música que se comercializa actualmente, que no busca nada más que pervertir y corromper la conciencia de las personas, particularmente de los más jóvenes.
Y mientras en Tecomatlán se realizaba una verdadera bohemia musical con las mejores letras y melodías de nuestra música vernácula, nos enteramos que en Palacio Nacional la presidenta de la República, Claudia Sheinbaum, presentaba llena de orgullo “los corridos del Bienestar”, una versión “mejorada y atenuada” de los narcocorridos que ensalzan la violencia, hacen apología del delito, hablan explícitamente de drogas, armas y asesinatos. No cabe duda que existe un inmenso abismo de diferencia entre el trabajo verdaderamente artístico impulsado por el Movimiento Antorchista y las sandeces pseudo culturales promovidas por el gobierno actual.
El martes tocó el turno a la Oratoria, el arte de la elocuencia, del discurso finamente construido con la intención de agitar y despertar la conciencia del pueblo Entre los antorchistas, la oratoria es una disciplina muy apreciada, cultivada permanentemente y utilizada con la firme determinación de transmitir ideas revolucionarias a los oyentes.
Decenas de obreros, amas de casa, campesinos, colonos, profesores y estudiantes presentaron piezas oratorias en las que retrataron la cruda realidad en la que vivimos, las injusticias de las que somos víctimas la inmensa mayoría de los mexicanos como resultado del sistema económico que concentra la riqueza en manos de unos cuantos. Fue verdaderamente inspirador ver a muchos campesinos disertar en su lengua materna y denunciar con enjundia los atropellos de los que son víctimas constantes.
La inmensa mayoría de los oradores concluyó en que no hay más remedio para el pueblo mexicano que organizarse y construir una gran fuerza social, dirigida por los mejores hombres y mujeres, verdaderos representantes de las clases trabajadoras, para formar un partido de vanguardia que pueda encabezar la lucha de los mexicanos humildes hasta alcanzar el anhelo histórico de construir una patria opulenta que pueda satisfacer todas las necesidades de sus hijos.
Finalmente tocó el turno de la poesía, quizá la mayor de todas las bellas artes. El miércoles decenas de participantes revivieron con sus declamaciones a los más grandes poetas de la literatura hispana y universal, cobraron vida por un instante y desfilaron frente a nosotros, uno a uno los grandes hombres y mujeres que en su tiempo lograron sentir más y pensar más hondamente que el resto de sus contemporáneos para legarnos poesías, labradas en la eternidad, como testimonio de las más grandes ideas, los mayores anhelos, las principales preocupaciones, los temores más hondos y los sentimientos más profundos y bellos albergados por los seres humanos de todas las épocas.
Lo que ocurre aquí en Tecomatlán, Puebla en este pequeño rincón de la patria es, sin lugar a dudas, el anuncio del futuro luminoso que le espera a México si los antorchistas persistimos y resistimos en la difícil pero irrenunciable tarea que nos hemos echado a cuestas. Aquí solo se ven sonrisas, se escuchan risas, aplausos, expresiones de asombro, llantos de emoción y abrazos fraternos entre mexicanos que comparten un futuro común muy lejos de la violencia, los asesinatos en masa, las fosas clandestinas y la pobreza lacerante y embrutecedora. Aquí se alcanza a ver que se puede, que es perfectamente posible tener “un mundo de luces solamente, en donde todo sea paz”.
Se ensancha el alma al ver lo que el gran esfuerzo colectivo de todos los antorchistas del país hemos construido y al comprobar que hemos resistido los embates de los enemigos del progreso del pueblo que apostaron a que Antorcha desaparecería. Y es imposible no sentirse irradiado por el fulgor que transmite la imponente estrella roja colocada en el centro del nuevo teatro “Aquiles Córdova Morán”, como símbolo inmarcesible de que nuestra lucha es muy de largo plazo, de que nosotros nos hemos propuesto construir una sociedad nueva, sin pobreza en donde los seres humanos vivan felices y plenos. Esa es nuestra estrella polar.