Carlos Ramírez/Indicador político
¿Y si Veracruz dependiera sólo de sus policías?
Simplemente no podría imaginarme a Veracruz sin el Ejército y la Marina. En esta tierra tan azotada por maleantes durante los últimos años, todo mundo sabe que tanto la Policía Estatal como la Fuerza Civil «le hacen los mandados» a la delincuencia, y si no es así, peor aún, acaban ayudándoles.
Bien hizo el General Salvador Cienfuegos en traer de nuevo el tema a la agenda pública nacional, asunto que en entidades conflictivas como Guerrero, Estado de México, Oaxaca, Tamaulipas, Veracruz y Sonora, por mencionar sólo algunos, tuvo doble rebote. ¿Qué haríamos en estos estados si el Ejército y la Marina se fueran?
Tiene razón el Secretario en estar enojado: pelean, desde el sexenio de Felipe Calderón, una guerra que no es suya, y en ella, han perdido miles de elementos. ¿Cómo no entender su coraje cuando encima de arriesgar sus vidas, en varios momentos, disparan o actúan bajo el temor de ser demandados por violar derechos humanos?
Es cierto, no son blancas palomas, quizá en ocasiones se les «haya pasado la mano» con los delincuentes o algunos que acabaron no siendo pillos, pero, ¿con qué cara reclamarles cuando hacen el trabajo de las malogradas policías estatales?
En Veracruz, cualquiera prefiere ser cateado por un militar que por un policía estatal o la Fuerza Civil; para el ciudadano ambos cuerpos son lo mismo, aunque hayan sido creados para distintos fines. En Veracruz, como en otros estados, la poca percepción de seguridad que existe es gracias a la Marina.
«Si quieren que estemos en los cuarteles, adelante. Yo sería el primero en levantar no una, sino las dos manos, para que nos vayamos a hacer nuestras tareas constitucionales», dijo Cienfuegos. Sería lo indicado, pero ¿quién cuidaría a los estados de los maleantes?, y más aún, ¿quién protegería a los ciudadanos de sus propias policías?
Tiene razón el General: si bien hay una justificación constitucional para que las Fuerzas Armadas participen en tareas de seguridad pública, ésta no es del todo clara y contundente. Ahora bien, la situación empeora porque aún no existe una Ley secundaria que regule dichas actividades, lo que los obliga a actuar en un ambiente de inseguridad jurídica.
Por lo pronto, tanto el Senado como la Cámara de Diputados resolvieron discutir esta necesaria Ley hasta enero. Marina y Ejército deberán seguir operando así, en desventaja jurídica, porque al paso que van las policías estatales, no veo para cuándo puedan regresar, como dijo el General Cienfuegos, a sus cuarteles.
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