Gabriel García-Márquez/Sentudo común
El petate del muerto
Rogelio Ortega se pasa de perspicaz; acusa a los violentos de aprovechar las protestas por la masacre de Iguala para engordar el caldo de intereses aviesos; descubre el hilo negro… y el calor en Acapulco.
El señor gobernador de Guerrero sólo dice la mitad de la verdad; lamenta la amenaza de boicotear las próximas elecciones; reconoce el descalabro, sí, pero evita nombrar a quienes lanzan la piedra… no se vayan a enojar.
Los infiltrados en las movilizaciones justicieras están plenamente identificados, tanto como sus torcidas intenciones; señalar a los oportunistas de la disidencia magisterial bajo las siglas de la CETEG es garantía de juicio sumario contra el acusador… y a tanto ni quien se atreva, menos el grisáceo gobernador.
El asunto no es trivial.
Los desaforados usuarios del puño y la “molotov” van por todo el poder y todos los beneficios que de este emanen.
La advertencia de boicot electoral es disfrazada invitación forzosa a negociar lo más importante para los verdaderos dueños de Guerrero: la pompa y circunstancia del soberbio funeral de la reforma educativa.
El petate de los muertos de Ayotzinapa esconde la intención de sacar raja y ventaja cuando un fracaso electoral llevaría al despeñadero los restos del naufragio guerrerense.
¿Con la pistola en la sien, el gobierno habrán de optar por el mal menor?
EL MONJE LOCO: Hoy se define el futuro de Lady Iguala, arraigada desde el 4 de noviembre por portación de marido criminal; no le han probado otro delito…
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