Carlos Ramírez/Indicador político
Hay preguntas que dan vergüenza
¿Cuánto vale la vida en una comunidad donde un niño de seis años puede ser torturado a morir por una gavilla de adolescentes?
¿Cuánto vale un estado en el que secuestrar es un juego y matar, la culminación de un morboso pasatiempo?
¿Qué valor tiene vivir en un país cuya degradación social permite a un puñado de niños, entre 15 y 11 años, perpetrar y tratar de ocultar el crimen contra uno de seis?
Los dos adolescentes de 15 años, las dos niñas de 13, y uno más de 11, eran plenamente conscientes de sus actos, tan es así que tras amarrar al “secuestrado” de juguete –Christopher Raymundo Vázquez Mora– lo golpearon con piedras, lo asfixiaron hasta matarlo con una vara en el cuello, también lo apuñalaron 27 veces por la espalda con una navaja, le quitaron los ojos, le partieron el labio y le rebanaron un “cachete”.
Tan conscientes eran del crimen, que los ejecutores ocultaron el cadáver del niño, lo cubrieron con tierra y encima colocaron los restos putrefactos de un animal… al parecer no hubo premeditación, pero sí alevosía y ventaja.
En el espacio noticioso a mi cargo en Grupo Fórmula, el Fiscal de la Zona Centro de Chihuahua –Sergio Almaraz Ortiz– dijo que salvo el niño de 11 años, los demás sí son imputables; los dos de 15 años podrán pasar diez años en prisión; el resto recibirá orientación sicológica hasta por tres.
De acuerdo a los antecedentes de uno de los crímenes más atroces de los últimos tiempos, vecinos refieren que se trata de niños problemáticos; que rondaban a “deshoras” en la colonia Laderas de San Guillermo; que maltrataban a animales; que los padres en ningún momento hicieron algo para corregir estos comportamientos.
La calidad de victimarios no se contrapone a considerarlos víctimas del entorno, la descomposición familiar, la miseria, la crisis de valores y hasta de la violencia difundida en medios de comunicación y videojuegos.
El Estado tiene la obligación de dar forma a lo abstracto y determinar las causas de la violencia precoz; aplicar medidas de prevención y atención a menores expuestos a brutalidades; atender las recomendaciones de la ONU sobre Derechos Humanos del Niño… y la sociedad toda –no solo la chihuahuense–, la obligación de reflexionar para evitar que otra madre horrorizada tenga que denunciar a su propio hijo –en este caso el líder de la banda– quien estuvo a punto de ahorcar a un hermano dos días antes de matar a Christopher…
EL MONJE LOCO: Los cinco “asesinitos” mataron a un niño, no a un perro.
@JoseCardenas1 | [email protected] | www.josecardenas.com