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El fenómeno del suicidio. Parte II
XALAPA, Ver., 19 de julio de 2014.- En lo que va del 2014, la Secretaría de Salud ha registrado 95 suicidios, entre los que resaltan las muertes de siete menores de edad en los meses de junio y julio, en los municipios de Xalapa y San Juan Evangelista.
Ante la llamada ‘ola de suicidios’ acontecidos en el sur del estado, trabajadores de la Secretaría de Salud que viajaron a la zona para analizar los casos, señalan que la situación económica que viven las familias afectadas, sería la causa principal para que se dieran estos hechos.
Sin embargo, el titular del área, Juan Antonio Nemi Dib considera que no sólo la situación de pobreza influye, pues también hay casos de depresión, desajustes en la corteza cerebral, acoso, deudas y hasta problemas sentimentales.
De acuerdo al funcionario, no hay conexión entre alguno de los suicidios, sino que cada persona que recurrió a esa acción lo hizo porque tuvo algún conflicto que le llevó a ello.
Violencia, un factor más
Los altos niveles de inseguridad es una de las razones que llevan al suicidio, desde el punto de vista del presidente estatal de la Asociación Civil “Comunidades Seguras Veracruz”, Jeremías Zúñiga, quien dijo que los que recurren a este fin, son principalmente jóvenes, y se debe a que nacieron en la llamada “década de la violencia”, que fue cuando se dispararon los delitos graves en el país.
“Cuando comenzó la violencia en el país, muchos eran niños y crecieron con el temor y la desconfianza por la época, ha sido algo difícil para muchos pero incide más en aquellos que viven en condiciones de pobreza aunque no necesariamente paso por ello”, añadió.
Comentó que con el aumento de la violencia, muchos jóvenes adquieren conductas extrañas y hasta algunos adultos han decidido recurrir al suicidio debido a las circunstancias que rodean al país, que se ha vuelto inseguro.
Jeremías Zúñiga resaltó que algunos no tienen trabajo y como el ocio aumenta, deciden hacer cosas que jamás imaginaron y es posible que adquieran conductas extrañas o bien, decidan incluso asaltar o unirse a grupos delincuenciales.
“Pareciera que estas personas no le encuentran sentido a su vida. No sólo el ocio y el desempleo les hace comportarse así, sino que su entorno familiar no es grato y posiblemente han recibido malos tratos”, aseguró.