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XALAPA, Ver,. 23 de junio de 2014.- María García (*) es un ama de casa que vivió el secuestro de un familiar en la Cuenca del Papaloapan. Ocurrió apenas el año pasado, según relata.
Su pariente venía en su auto cerca de Cosamaloapan y fue sacado por la fuerza por unos sujetos desconocidos. A las pocas horas, y en medio de la angustia, recibieron una llamada de parte de los maleantes. Solicitaron un millón de pesos.
La familia no logró juntar ni siquiera 200 mil pesos, recuerda la ama de casa, pero aún así pagaron el dinero, aunque jamás volvieron a ver a su familiar.
Así como el caso de María, otros habitantes de la región de la Cuenca del Papaloapan han sufrido la pérdida de algún familiar.
“Sientes miedo, rabia, impotencia; con muchos sentimientos y lo peor es que no puedes ni siquiera dormir. No sabemos si algún día encontraremos con vida a mi sobrino, o quizá aparezca por allí sepultado en algún paraje o no volvamos a verlo nunca”, señala.
La estudiante Mary Molina era una jovencita muy apreciada en el municipio de Carlos A. Carrillo, colindante con Cosamaloapan.
La joven solía montar a caballo y realizar todo tipo de artes con su montura. Estudiaba mucho, era amada por familiares y amigos, según relatan.
Sin embargo, un día desapareció. El grupo que presuntamente la secuestró se comunicó con sus familiares.
Y aunque su padre es propietario de una funeraria y su tío Enrique Molina Ríos fungió como alcalde, no era una familia que presumía riquezas, señalan. Lograron reunir 350 mil pesos del millón que exigían los secuestradores. El dinero fue pagado, sin embargo, Mary no regresó.
Siete semanas después, el 14 de enero de 2014, el cuerpo de la joven fue hallado en una fosa clandestina con signos de haber sido ultrajada y golpeada. Nunca se encontró a los responsables.
Así también, el diputado local Juan René Chiunti Hernández relató que en 2013 fue secuestrado su hermano Jorge.
“Apenas estaba el tema de las campañas y nos avisan del secuestro de mi hermano. Fue un drama. Mi familia, yo, todos sufrimos y seguimos todas las indicaciones. Se pagó un rescate, pero jamás lo volvimos a ver”.
El dolor le impide seguir hablando al diputado. Lo único que comenta es que la esperanza no se termina y que espera que el caso se resuelva; pero sobre todo, se dé con el paradero de su hermano, vivo o muerto.
(*) Nombre cambiado a petición de la entrevistada.