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VERACRUZ, Ver., 31 de diciembre de 2014.- Como una tradición más de los veracruzanos en unas horas se quemará la imagen de ‘El viejo’ en esta última noche del año; se trata de una piñata o muñeco de trapo que representa el año que termina y que se pasea por las calles de la ciudad.
Y es que desde pasada la Navidad se observa afuera de las casas en el Puerto de Veracruz, un popular “adorno” que simboliza la culminación y la unión familiar este día 31, sobre todo a partir de la franja de Cardel hacia la cuenca del Papaloapan y el Sotavento.
En ese sentido, la investigadora social -egresada de la Universidad Veracruzana- Silvia Mendoza Barragán explicó que la tradición no pudo haberse encunado en otro lugar del país más que en Veracruz.
“Es una característica que distingue a los veracruzanos por su alegría, despedir al Año Viejo y dar la bienvenida al nuevo, con disfraces, música y canciones, con muñecos, los jarochos celebran el cambio y la renovación de propósitos, justamente de eso se trata”, expuso.
Por ello, recordó en entrevista para Quadratín que conforme a los documentos del Ayuntamiento del Puerto de Veracruz y algunos medios impresos se sabe que la costumbre nació en esa zona cuando trabajadores de los muelles iniciaron una protesta haciendo ruido con latas, cencerros y tapaderas de metal, ya que no recibían aguinaldo o alguna prestación como otros trabajadores.
“Esa manifestación de repitió el año siguiente y sus autores consiguieron que los patrones les obsequiaran botellas de licor y alimentos con la finalidad de evitar escándalos, y es así como cada año en fechas cercanas a la Navidad se pide el aguinaldo con esta peculiar representación, alegre y jocosa como la identidad misma de los jarochos”.
En tanto, la socióloga comentó que este simbolismo se ha extendido con las décadas desde el centro del estado hacia el sur. En Martínez de la Torre poco se ha adoptado pues la gente es más conservadora y menos bulliciosa.
Además de que sostuvo que la tradición ha tendo variaciones de acuerdo a cada región y es quizá la única que no está en amenaza de extinguirse.
Actualmente, consideró, es en Tierra Blanca, Tres Valles, Cosamalopan, por mencionar algunos municipios, donde mejor se ha adoptado y arraigado esta práctica.
“Desde luego que ha tenido algunas modificaciones, pues en la región de la Cuenca del Papaloapan, en Tierra Blanca, cuatro días antes de que el año termine, frente a las casas se coloca un gran muñeco relleno de papel, pirotecnia, trapos viejos”, explicó la investigadora.
Algunas veces, agregó Silvia Mendoza Barragán, se le acompaña en un recorrido por las calles de la colonia, de la ciudad, con músicos. Se mira una gran comparsa, esto en las horas previas a la conclusión del año.
“De tal forma que la intención es hacer escándalo, fiesta, en la última noche del año. Cuenta la tradición que en los últimos minutos del año que se va se le prende fuego, ver como se quema representa despedirse de los malos momentos vividos en el transcurso del año, es un momento de regocijo y también de nostalgia, sin duda”, finalizó.