
Llama Quiroz Cruz, a mujeres a mantener su lucha por la igualdad
XALAPA, Ver., 14 de diciembre de 2013.– “En el rancho, en Arroyo Frío, de Tonayán para arriba, donde no había doctores ni parteras, empecé en el nombre de Dios y con las enseñanzas de mis mayores. Con tesitos y yerbas, comencé a levantar niños y a sacudirles la barriga a las mamás cuando los niños venían atravesados”.
Así lo recuerda María Magdalena Torres Quiñones, quien con sus 94 años de edad y 65 años como partera tradicional, es una de las mujeres veracruzanas que han recibido diplomas de Certificación Nacional, por haber concluido el programa de capacitación y haber sido evaluadas por personal especializado, además de un reconocimiento por dedicar gran parte de su vida al ejercicio de este servicio, informan a través de un comunicado.
Ahora, con el mismo ímpetu de aprender y seguir sirviendo, como cuando inició a los 25 años, doña María Magdalena sigue participando en cursos, compartiendo sus experiencias, y ha logrado esta certificación nacional en la norma técnica de competencia laboral correspondiente.
Por su parte, Rosa María Martínez Montiel, originaria de Minatitlán, mencionó que después de 41 años de ejercer la partería, ha atendido ya a tres generaciones de mujeres, desde la abuela hasta la nieta, “lo más importante y emotivo de mi trabajo, sigue siendo cuando viene naciendo el bebé; es una gran satisfacción y un gozo que te da. Es tu trabajo, pero a la vez es algo que te gusta, y puedes sacar día a día”.
Durante tanto tiempo de auxiliar a un número indeterminado de mujeres a dar a luz, se ha encontrado con diversos problemas durante el alumbramiento; sin embargo, “cuando sé que no es para mí, lo conduzco al médico, al particular o a la clínica, para que se le atienda como es debido”.
Rosa María Martínez comentó también que su trabajo ha sido reconocido por el Instituto Mexicano del Seguro Social, así como por el sector Salud del estado.
Reconoció con orgullo que muchas mujeres embarazadas siguen buscando la atención de las parteras, debido a la confianza que despierta en ellas la labor que realizan de acompañamiento y auxilio, labor que ha sido trasmitida de generación en generación.
Finalmente, Petra Lucio Romero, narra que desde muy joven se inclinó por la enfermería; sin embargo, al quedar huérfana a muy tierna edad, no tuvo oportunidad de estudiar. Por esta razón, se acercó a sus mayores para aprender el oficio de partera, el cual ejerce desde 1958, y el que ha ido perfeccionando con diversos cursos a los cuales asiste desde el año de 1968.
“Los conocimientos siempre son muy importantes, pues ser partera no es cualquier cosa, para mí significa salvar vidas”.