Pablo Jair Ortega/Columna sin nombre
* El origen de la crisis
Dice el analista del periódico Reforma Jorge Alcocer, que si estados y municipios se hubieran apegado “al librito” (la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, que en la fracción VIII del Artículo 73 establece las condiciones para la contratación de créditos) la deuda pública no sólo sería menor, sino además autofinanciable.
Contrario a lo que todos pudiéramos pensar, apenas la semana pasada el secretario de Hacienda y Crédito Público, Luis Videgaray, expresó que México no tiene un problema de sobre-endeudamiento de estados y municipios, “pues apenas suma el 2.9% del Producto Interno Bruto”.
Quizá en otras latitudes de este país la deuda pública no sea problema. En Veracruz sí.
Como cualquier enfermedad, para curar a la entidad veracruzana de la crisis financiera que enfrenta, se debe partir de un buen diagnóstico. Saber qué se hizo con la deuda contratada… y qué se dejó de hacer.
El origen del mal está en una frase lapidaria, que fue atribuida en muchas ocasiones al ex Gobernador de Veracruz, Fidel Herrera Beltrán: “En política, todo lo que se compra con dinero es barato”.
Durante la administración de Miguel Alemán, de 1998 a 2004, el partido en el poder, el PRI, fue perdiendo cada vez más terreno en Veracruz, al grado de que Fidel Herrera estuvo a punto de perder la elección del 2004 contra un gris candidato lanzado por el Partido Acción Nacional.
Una vez al frente de los destinos de la entidad, tras resolver el conflicto postelectoral en los tribunales federales, Fidel Herrera volvió a tropezar en las elecciones federales del 2006, pues el PRI veracruzano no sólo se quedó sin representantes en la Cámara Alta, sino que fue superado en la contienda por las 21 diputaciones federales.
Sacudido por el “efecto Fox” y la marcada desunión en las organizaciones políticas de la entidad, a principios de 2007 Fidel Herrera anunció la “reconfiguración” de su partido y lanzó una intensa –y onerosa- campaña para recuperar a Veracruz para el PRI.
Las elecciones locales de ese año fueron operadas desde Casa Veracruz y en la operación no sólo se financiaron las 212 campañas de los candidatos priistas a las alcaldías y las 30 campañas de los aspirantes al Congreso local, sino que además se compraron las voluntades de la oposición, al grado de conseguir la más apabullante victoria en la historia del tricolor en esta entidad.
Fidel Herrera entregó excelentes cifras en materia electoral, aunque empezó a mostrar debilidades en el tema financiero.
Para el 2008, contrario a lo que se sufría en otras entidades gobernadas por el PRI, en Veracruz se vivían tiempos de gran dinamismo económico. Fidel Herrera concretó la bursatilización del impuesto a la tenencia vehicular, no sólo en la parte que le correspondía al Estado (el 80%) sino la que tocaba a los municipios. Había dinero, se hacía obra… y se iba guardando en “el cochinito” para el relevo del 2010.
Ya en el 2009, en el segundo proceso electoral federal que le tocaba a Fidel Herrera, se dio una muestra de la fuerza que había adquirido el PRI en Veracruz y la evidente descomposición de los partidos de oposición, cuyas dirigencias fueron infiltradas o corrompidas para convertirse en comparsas del partido en el poder.
El PRI en Veracruz consiguió la gran mayoría de las diputaciones federales en el 2009 y al año siguiente sacó adelante a Javier Duarte, un político de corta trayectoria, frente a un viejo zorro de la política como Miguel Ángel Yunes Linares.
Los números en materia electoral le volvían a favorecer a Fidel Herrera, aunque las finanzas seguían en drástica picada.
En el Plan Veracruzano de Desarrollo 2011-2016, se señala que al término del 2010, las obligaciones financieras integradas por el financiamiento bancario directo y las emisiones bursátiles sumaban 19 mil 196 millones de pesos. Además, los pasivos circulantes representaban otros 16 mil 200 millones de pesos.
Hoy, tan solo en el primer concepto, la administración estatal admite una deuda superior a los 44 mil millones de pesos.
Mientras tanto, en materia electoral, Veracruz sigue convertido en el gran bastión del priismo y Javier Duarte ha destacado por sus triunfos en los comicios del 2013 y 2015.
Quizá va siendo hora de considerar que en política lo que se puede comprar con dinero… no tiene caso comprarlo.