Raúl López Gómez/Cosmovisión
* Regalo caro
Cuestionado sobre el costo de la organización y promoción del evento en el que rindió su informe de labores, el senador Héctor Yunes Landa dijo no contar con dicha información, aunque aseguró que se trató de “un costo menor” y afirmó que para cubrir esos gastos no se aplicó dinero público: “Lo que hago, lo hago con mi sueldo”.
Si el senador no lo sabe, aquí se lo diremos: La organización y realización de su informe anual de labores costó diez millones de pesos. La empresa a la que se encomendó el montaje y la logística del evento, es la que suele encargarse de esas tareas en el World Trade Center. Hay facturas.
Héctor Yunes Landa tiene fama de “codo”, pero ganaría un premio a la mejor administración financiera si consiguiera, con su dieta en el Senado, saldar esos gastos.
En el Manual de Percepciones de los senadores y los servidores públicos de mando publicado en el Diario Oficial de la Federación el pasado 26 de febrero se señala que, aunque cada senador tiene derecho a una dieta de 117 mil 500 pesos, en realidad en el año se destinan a cada legislador dos millones 832 mil 805.4 pesos, lo que representa al mes 236 mil 067 pesos.
Héctor Yunes Landa tendría que destinar el producto de cinco años de dieta para cubrir los costos de su fastuoso evento.
Pero no caigamos en descalificaciones sin antes buscar otras explicaciones a la extraordinaria disponibilidad de recursos por parte de Yunes Landa.
Se trata de un senador que preside la Comisión de Protección Civil y que funge como secretario en la Comisión de Federalismo, e integra, además, las comisiones de Energía y Comunicaciones y Transportes. Algunos fondos adicionales podrían llegarle por esas encomiendas.
Casualmente esta semana el periódico Reforma dio a conocer que en los últimos tres años y medio, los grupos parlamentarios en el Senado dispusieron de cerca de 4 mil millones de pesos, que fueron entregados directamente a las bancadas para su operación. Su manejo fue discrecional, y su comprobación carente de controles.
Todo eso sin contar el pago de sus dietas, los apoyos para gasolina y comida, así como viáticos cuando salen de viaje. Esos gastos salieron de otras partidas.
Según Héctor Yunes, diez millones de pesos son “un costo menor”. Debe tener muchos y muy adinerados amigos. Algunos de ellos deben estar enterados de que en la actualidad el 46.2% de la población en México se encuentra en situación de pobreza, lo que significa un aumento marginal del 0.7% en los últimos dos años.
El Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) dio a conocer en la medición de pobreza 2014, que pese a la disminución de ciertas carencias sociales, el bajo ingreso de los mexicanos provocó que el número de personas en pobreza general se incrementara en dos millones de personas.
Además, el 9.5% de la población sufre pobreza extrema.
Para todos ellos, diez millones de pesos es una cantidad inconmensurable.
¿Es él quien se dice estar “listo para dar la mayor batalla en Veracruz contra la desigualdad y la pobreza”?
¿Es el mismo que asegura que “no hay más espacio para un Veracruz rico con tanta miseria”?
¿A qué Veracruz pertenece él, al “de la pobreza, al de los olvidados”… o acaso al “de la pujanza, al creativo y optimista”?
Hay quienes hacen con su dinero lo que quieren… otros, los más, hacen lo que pueden.
Coherencia es el nombre del juego.