
José Luis Enríquez Ambell/Café de mañana
* UV, bandera política
El diferendo financiero entre el Gobierno de Veracruz y la Universidad Veracruzana resulta un atractivo bocado para aspirantes a la gubernatura de Veracruz que, sin propuestas creativas, ni discurso constructivo, buscan en el mensaje del odio, de la revancha, el camino al sufragio de los veracruzanos.
Una cosa es salir a las calles a manifestar su respaldo a su Alma Mater, en una controversia que se está resolviendo por la vía del diálogo, y otra muy distinta es dejarse llevar por discursos incendiarios de políticos a los que lo único que les interesa es llevar agua a su molino.
Ciudadanos egresados de la Universidad Veracruzana han convocado a sus compañeros y a la sociedad en general para el próximo jueves 18 de febrero a manifestarse en apoyo de esa casa de estudios y exigir al Gobierno de Javier Duarte que cumpla con los compromisos financieros que tiene aún pendientes con esa institución.
La iniciativa es válida, el gesto espontáneo es loable, pero quienes convocan deben tener mucho cuidado de evitar filtraciones, tanto del propio gobierno como de otras fuerzas políticas, que podrían llevar esta movilización ciudadana, legítima, a terrenos distintos a su origen.
La convocatoria es abierta, para todos aquellos que aprecien la contribución de la Universidad Veracruzana, sin distinción de filias o fobias políticas.
Y es que para nadie es un secreto que el Gobierno de Javier Duarte se encuentra sumido en la peor crisis financiera de la historia. La Secretaría de Finanzas hace milagros cada 15 días para juntar lo que se requiere para el pago de nóminas y para el pago a pensionados y jubilados.
Así como le debe a la Universidad Veracruzana, también trae pendientes con el Poder Judicial, con los estudiantes becarios, con los ayuntamientos, con sus proveedores y contratistas, con medios de comunicación, así como con todas las dependencias del gobierno estatal las que sólo vieron su presupuesto plasmado en el papel, pero nunca lo vieron reflejado en las cuentas bancarias.
La inconformidad se percibe en todos los ámbitos y se convierte en caldo de cultivo para quienes le apuestan a las posturas catastrofistas, para quienes se disfrazan de redentores y no ofrecen soluciones, sino venganza, como si con eso las cosas se fueran a componer en Veracruz.
La Secretaría de Hacienda y Crédito Público dio a conocer que la deuda pública en las entidades federativas del país creció en 26 mil 579 millones de pesos, para cerrar 2015, con lo que alcanzó un total de 536 mil 269 millones de pesos.
Un año antes, en 2014, los gobiernos locales adeudaban 509 mil 690 millones de pesos, pero 17 entidades decidieron endeudarse más el año pasado.
Veracruz se ubica a la cabeza de las entidades que tomaron más deuda en 2015, al sumar 4 mil 524 millones de pesos, a pesar de que el propio Javier Duarte aseguró que en los 5 años de su gestión no ha solicitado un solo peso más de deuda pública. Lo que ha estado haciendo -dijo- es reestructurar.
La propia Secretaría de Hacienda hace un recuento de las entidades más endeudadas, y Veracruz se ubica en la tercera posición, con pasivos que suman 45 mil 879 millones de pesos.
Sólo lo superan la Ciudad de México, con 71 mil 083.6 millones de pesos, y Nuevo León con 63 mil 832 millones de pesos.
En ese entorno tan adverso, es que la Universidad Veracruzana y el Gobierno del Estado negocian los términos y plazos en los que se saldará el pasivo que se tiene con la casa de estudios.
Es un tema de carácter estrictamente financiero. Cualquier intento de darle otra connotación, no es más que estridencia en tiempos electorales.
*Este texto es responsabilidad absoluta del autor.