Carlos Ramírez/Indicador político
* Atentos a la convocatoria
Quienes esperaban una noticia “bomba” durante la celebración de la sesión extraordinaria del Consejo Político Estatal del PRI en Veracruz, se quedaron con las ganas.
El evento no tuvo más fin que protocolizar lo que ya todos los priistas sabían: Que será una convención de delegados la que defina al próximo candidato del PRI a la gubernatura.
Y un dato más, para los que gustan de la especulación: Los delegados son, en su gran mayoría, gente del primer priista de la entidad.
Adivinen, pues, quién sale ganando con la decisión tomada este domingo.
La propuesta para aplicar este mecanismo de selección (el mismo que se ha aplicado en ¡todos! los procesos internos del PRI para candidatos a gobernador de Veracruz) fue presentada por los titulares de los tres sectores que sostienen al comité estatal priista: El Campesino (Juan Carlos Molina), el Obrero (Enrique Ramos) y el Popular (Érika Ayala).
Quienes esperan que algún día del mes de enero salga Javier Duarte a los medios a informar quién será el candidato priista a sucederlo, no tienen la menor idea de lo que son las formas y protocolos del Revolucionario Institucional.
Si, como él mismo lo dijo, el Presidente le cedió a Javier Duarte la facultad de elegir al candidato, esto significa que el Gobernador de Veracruz habrá de operar todos los procedimientos que marcan los estatutos de su partido para definir al abanderado.
El truco está, pues, en la convocatoria que habrá de emitir el Comité Ejecutivo Nacional.
Hace seis años esa fue la barrera que no pudo librar Héctor Yunes y debió dejar pasar a Javier Duarte. Él lo sabe y ante la inminencia de un nuevo revés por esa vía, es que se ha encargado de litigar en los medios la “necesidad” de que sea él el elegido, o de lo contrario –asegura- el PRI será derrotado.
La convocatoria establecerá requisitos que sólo podrán ser cubiertos por uno de los aspirantes, de manera que al final saldrá un candidato de unidad.
Este domingo el senador José Yunes Zorrilla habló de la importancia de que su partido, el PRI, haga un esfuerzo “para que el candidato sea el mejor posicionado en las encuestas y el que mejor cohesión genera al interior”.
¿Y si no hay uno que cumpla con ambas premisas?
¿A quién habrá que darle preferencia?
¿Al que encabeza las encuestas, o al que genera unidad dentro de su partido?
Una vez más se pondrá a prueba la lealtad, la disciplina y el compromiso de los senadores Yunes rojos.
Si ninguno de ellos resulta favorecido con la nominación en el 2016, deberán sumarse al proyecto tricolor, con la convicción de que sus posibilidades en el 2018 siempre serán más si en el gobierno estatal está alguien de su mismo partido.
Faltan alrededor de 30 días para que se emita la convocatoria correspondiente y en los siguientes días se conozca la identidad del favorecido. El seis de enero una vez más, los veracruzanos habrán de buscar señales en cada gesto, en cada palabra del Presidente Enrique Peña Nieto.
No encontrarán nada.
La decisión ya está tomada y sólo habrá que cumplir con los tiempos y los protocolos. Ningún paso en falso que pudiera provocar una impugnación ante los tribunales electorales.
La maquinaria electoral del PRI ya se echó a andar.