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Quirino Moreno Quiza/Repechaje
* Los borregos electorales
Los “peces gordos” no son tontos. No son ellos los que firman, o los que llevan a cabo las operaciones.
Así explicó Juan Manuel Portal, titular de la Auditoría Superior de la Federación, (ASF) el hecho de que haya tan pocos detenidos por malversación de fondos entre los políticos que han ocupado cargos públicos de alto nivel.
Seguramente como parte de la “guerra sucia” asociada a las actuales campañas electorales, de pronto se han revivido muchos casos de supuesta corrupción exhibidos en medios de comunicación y en redes sociales en la última década.
Han puesto especial énfasis en la vinculación entre la evidente crisis financiera que vive el gobierno estatal, el desfile de seis titulares por la Secretaría de Finanzas y Planeación, y los señalamientos de la propia ASF, que ubica a Veracruz como la entidad con más observaciones por el manejo irregular de recursos federales.
Verdaderas obras de arte de la literatura sobre intrigas palaciegas. Acuerdos “en lo oscurito”, piezas que serán sacrificadas como parte de un ritual de exculpación de los más altos jefes de la política, y hasta la búsqueda del “santo grial” transformado en la figura jurídica del fuero. Esos son sólo algunos de los escenarios que se plasman en las redes desde el pasado domingo, que iniciaron las campañas.
Apenas hace un par de semanas circuló fuerte la versión de que se había registrado “una gran movilización policiaca” en Xalapa y que en realidad se trataba de un operativo de la PGR para aprehender “a más de una veintena de exfuncionarios y funcionarios de la actual administración (no lo dice, pero se supone que estatal) acusados de corrupción”.
La versión la empujó a las redes el periodista Héctor Moctezuma, del Grupo Milenio, quien además detalló que el objetivo de dicho operativo de la PGR eran “personajes de la política veracruzana ligados al exgobernador Fidel Herrera Beltrán y a su esposa, Rosa Borunda de Herrera; otros, gente cercana al actual mandatario estatal Javier Duarte, que llevaron a la entidad a la bancarrota”.
Nada sucedió, todo fue un “borrego”, un calambre lanzado desde la capital del país.
Nadie se puede dar por sorprendido.
Quienes suelen deambular por las redes sociales saben que en periodos electorales se incrementa el tráfico de basura. Lo que nos queda es no irnos con la finta, verificar cada dato, cada información; no dar por cierta ninguna nota -por más veraz que parezca- sino hasta que se haya confirmado por otras vías.
Hoy por hoy no hay ni una sola persona detenida o consignada como resultado de las observaciones que ha hecho la Auditoría Superior de la Federación. No olvidemos que ese es el primer paso de un largo camino para tratar de resarcir eventuales daños al erario.
Luego de que la ASF exhibe a todos los entes fiscalizables por las fallas cometidas en su actuación administrativa, lo que sigue es el periodo de solventaciones, donde cada área explica las razones de la presunta irregularidad y corrige lo que el auditor le indique.
Una vez concluida esta etapa, se envía al Congreso federal un informe actualizado, dando cuenta de los entes que no solventaron las irregularidades, y sugiriendo las medidas a tomar en cada caso. Hay fallas que sólo ameritan una amonestación, otras son merecedoras de inhabilitaciones y multas, hasta llegar a las más graves, en las que se sugiere que se dé parte al Ministerio Público.
En estos momentos no ha concluido la segunda etapa, por lo que es ilógico pensar en que ya se haya dado vista a la PGR.
No digo que no vaya a suceder. Ha habido un evidente desaseo en el manejo de las finanzas en los años recientes y eso debe tener sus consecuencias.
Nada más que no nos quieran sorprender.