
El drama de los desaparecidos
Pepe… la piedra en el zapato
Javier Duarte preferiría no pelearse con Pepe Yunes. Entiende que para su proyecto sucesorio, una confrontación con “los Yunes de Perote” le metería mucho ruido y podría entorpecer sus negociaciones en el centro.
Sin embargo, tampoco está dispuesto a dejar pasar a quien fuera –aunque sólo de membrete- el coordinador de su campaña en el 2010.
Javier Duarte no está peleando con Pepe Yunes, pero sí le aflojó la correa a su jauría.
Hoy, los que aspiran a la mini-gubernatura anotan en sus cálculos que “Pepe no va. No lo van a dejar pasar”.
La cuestión que aún no puede resolver Javier Duarte es: ¿Quién y cómo planchar a Pepe?
La solución fue más sencilla con Héctor. Una atractiva fórmula que combina recursos frescos, favores oficiales y posiciones estratégicas, consiguió el milagro.
Pero Pepe no se formó en esa fila. Él quiere ser Gobernador y no está dispuesto a negociar con quienes en otros momentos lo han engañado. Emisarios van y emisarios vienen, con las manos vacías.
El caso de Buganza, más que preocupar a los que aspiran, les causa risa. Hay quienes la atribuyen la siguiente frase a Javier Duarte: “Sólo los viejos dicen lo que hicieron y los p… lo que van a hacer”.
Quizá porque a la prensa le resulta atractivo el tema, el caso es que este jueves, en desayuno convocado para dialogar con “líderes sociales y de opinión”, el senador, Presidente de la Comisión de Hacienda, volvió a ser cuestionado sobre la posibilidad de que lo “veten” en su carrera hacia la gubernatura.
Su discurso no ha cambiado. Reitera su militancia priista y advierte que sólo que él se percatara de que, a pesar de haber hecho los méritos suficientes para ganar la nominación, se la negaran por temor, incompatibilidad o cualquier otra razón, entonces buscaría otras alternativas, entre ellas, la de la candidatura independiente.
Ya en su mensaje a los convocados, Yunes Zorrilla se explayó en el tema de las dificultades financieras que enfrenta Veracruz. Desde su punto de vista, en la actual administración estatal ha privado el desorden y se ha consentido el saqueo de las de por sí famélicas arcas.
En un esbozo de lo que él haría para retomar el rumbo, destacó la importancia de reducir el gasto corriente y acabar con la mala práctica de resolver los problemas financieros contratando deuda.
No está descubriendo el hilo negro. El Plan Veracruzano de Desarrollo 2010-2016 así lo establece: “La Administración jerarquizará toda medida de inversión y gasto público para financiar el desarrollo, formar capitales y facilitar procesos redistributivos de la riqueza. Para ello habrá de reducirse el gasto corriente a lo indispensable, eliminando todo concepto dispendioso”.
Claro, una cosa es prometerlo, y otra, muy distinta, cumplirlo.
Como en una carrera de fondo, Pepe Yunes se mantiene en el pelotón que va a la cabeza. Aprieta cuando lo hace el grupo y toma la punta sólo por momentos, para después cortarse el aire atrás de alguno de los otros contendientes.
Le apuesta al hartazgo de la sociedad y entiende que es momento de enarbolar las más sensibles demandas de los veracruzanos, que pasan por seguridad, empleo, educación, salud y -algo que cada día lo exigen con mayor ahínco- honestidad y transparencia de sus gobernantes.
Nada de eso pueden prometer quienes han sido parte del problema.