Raúl López Gómez/Cosmovisión
Predicar con el ejemplo
Es cierto que durante períodos electorales (de los cuales Veracruz ha tenido y tendrá muchísimos en los próximos años) se generan cruentas guerras mediáticas, con infundios y diatribas del más alto nivel, a tal grado que la sociedad termina perdiendo la noción de la realidad.
Las armas que se utilizan en esas guerras se han vuelto cada día más sofisticadas y salvo que estemos muy cerca de los protagonistas, las campañas terminarán por convencernos.
La versión sobre la emisión de órdenes de aprehensión contra funcionarios del gobierno estatal ya se escuchaba en los cafés y en algunas oficinas, cuando la retomó el columnista Héctor Moctezuma -del periódico Milenio- el 31 de marzo, quien dio como un hecho que en esos momentos la PGR estaba dando cumplimiento al mandato de un juez.
“Es el peor cochinero del país, me comentó un veracruzano enterado de la situación”, escribió en aquella ocasión Héctor Moctezuma, quien pocos días después apareció en Xalapa, invitado por el titular de Educación en la entidad, Flavino Ríos Alvarado.
Al final no fue cierto que se hubieran ejecutado órdenes de aprehensión contra funcionarios duartistas y este lunes el propio gobernador Javier Duarte aseguró que “nunca existieron órdenes de aprehensión en contra de nadie”.
El mandatario estatal recurrió una vez más a las conferencias de prensa matutinas para salir a dar su versión sobre las historias de manejos fraudulentos de recursos federales.
Dijo que se trató de “ataques mediáticos con la finalidad de generar ventajas en favor de algunas corrientes y de manera específica, de alguna candidatura” y que no respondió antes porque consideró que lo prudente era respetar la veda electoral y “mantener la altura de las propuestas de los candidatos” a lo que, según él, el tiempo le dio la razón, porque “la mayoría de los ciudadanos se decidió por la propuesta, la responsabilidad democrática y rechazó la descalificación como oferta”.
Javier Duarte pidió acabar con los embustes: “No más verdades a medias ni mentiras disfrazadas de manto legaloide”.
Es de suponer que dicho llamado engloba a todos los actores, tanto a los que al parecer inventaron presuntos actos ilegales de la administración estatal, como a los que justificaron los señalamientos claros y directos de la Auditoría Superior de la Federación (ASF) argumentando que se trató de “errores” en la definición del destino de los fondos federales, pues “en la administración se apertura (sic) un universo muy importante de cuentas, una cantidad inmensa de transferencias bancarias que se hacen y estas situaciones ocurren (equivocarse de cuenta al momento de hacer los depósitos) y para eso es el periodo de aclaraciones”.
El propio gobernador admitió, sin embargo, que se cometieron errores y que estos tuvieron como consecuencia que la administración estatal fuera exhibida a nivel nacional como la que acumuló más observaciones del órgano fiscalizador de la Federación, por lo que anunció que en los próximos días se conocerán los nombres de los responsables de dichas fallas y las sanciones a las que se hicieron acreedores.
Pareciera un capítulo cerrado.
No es así.
Sigue pendiente que se aclare el creciente “pasivo circulante”, siguen sin sanción los responsables del daño patrimonial cometido en el fideicomiso para el túnel sumergido de Coatzacoalcos.
La sociedad quiere saber si los “aviadores” dados de baja en el sector educativo y en salud devolvieron los recursos recibidos de forma irregular.
Los empleados de gobierno reclaman que alguien les informe qué pasó con los recursos retenidos de sus salarios para el pago de artículos adquiridos a crédito, que nunca llegaron a su destino.
Tal vez un poco tarde (54 meses después) pero es una buena noticia que el Gobernador de Veracruz hable de acabar con las mentiras y con las verdades a medias.
Seguramente él pondrá el ejemplo.