Carlos Ramírez/Indicador político
Una bomba en CMAS
Bien dicen que más vale un llamado a tiempo, antes de tener que lamentar las consecuencias.
La administración de Américo Zúñiga en el Ayuntamiento de Xalapa ha estado apegada, desde su arranque, al cumplimiento de sus compromisos. Desde su campaña anticipó que no sería de esos políticos que se comprometen a todo con tal de ganar votos, y después se olvidan de todo.
Para iniciar funciones armó un equipo humano que, a partir de sus cartas de vida, se antojaba el idóneo. Gente con experiencia y con el perfil que requiere la administración pública.
Sin embargo, con el correr de los días, con las grandes exigencias de una ciudad como Xalapa, algunos de sus colaboradores demostraron que no tenían los tamaños para brindar lo que de ellos se esperaba.
Américo se ha visto en la penosa obligación de hacer ajustes en su equipo de trabajo para enderezar el rumbo en áreas que son estratégicas para su proyecto.
Por ahí se fueron Diana Santiago y Zazil Reyes, y la nave retomó el rumbo.
Hay, sin embargo, otras áreas en las que se requieren ajustes drásticos, y con urgencia, para que no se den escándalos que precipiten las decisiones.
Quizá el caso que más apura, pues ya se está convirtiendo en una piedra en el zapato del alcalde, es el de la responsable de recursos humanos en la Comisión Municipal del Agua, Diana Rosalía Moncayo Villanueva, funcionaria que ha destacado en poco tiempo por su prepotencia (¡otra más!), por el notorio abuso del poder y por el manejo inescrupuloso de los recursos públicos.
Las quejas del personal sindicalizado de CMAS son recurrentes: Les aplica descuentos sin justificación alguna, los trata con la punta del pie, y a quien se atreve a protestar, lo despide sin la menor explicación, sin cumplirle las prestaciones que marca la ley.
Los trabajadores de CMAS, personas con larga experiencia en el ramo y que han visto pasar a muchos funcionarios, son hábiles para detectar cuando algún servidor público incurre en actos irregulares.
En el caso de Diana Rosalía Moncayo han detectado que incluyó en la nómina a Emilio Alfonso Sánchez Panes, quien ahora vive del dinero de los xalapeños, sin obligación ni justificación laboral alguna. Su único mérito es ser cuñado de la titular de recursos humanos de CMAS.
¿Quién la ampara? ¿Quién la protege?
Hay quienes sugieren que tiene una muy buena relación con la presidenta del DIF municipal, la señora Mariana Yorio de Zúñiga, con quien habría laborado hace algún tiempo. Otros señalan al gerente de comercialización, Irving Vite, como el autor del “blindaje” del que presume Diana Rosalía. Lo cierto es que esta servidora pública está llenando el costal de piedritas y no pasará mucho tiempo para que se reviente.
Este sería un buen momento para que el alcalde Américo Zúñiga y el nuevo titular de CMAS, Carlos Hernández, corten por lo sano y se eviten futuros dolores de cabeza.
¿Dudan de lo que aquí está escrito?
Sólo necesitan caminar por las oficinas de CMAS y platicar con el personal. (Con la debida discreción, pues todos ellos temen que haya represalias). Ahí se enterarán de que el área de recursos humanos se ha convertido en una bomba de tiempo que urge desactivar.
¿Para qué esperar a que haya un escándalo, como ha sucedido en otros casos?
Una decisión a tiempo -aunque quizá dolorosa- puede evitar problemas mayores.