José Ureña/Teléfono rojo
El juego de los números
En el PRI, y en el gobierno de Javier Duarte, no están tan preocupados por las cinco derrotas sufridas en la elección de diputados federales.
Entienden, sí, que se trata de distritos “fuertes”, con gran poder económico y un importante peso en lo electoral, pero advierten que este resultado no significa un factor de riesgo para las elecciones del próximo año.
¿La razón?
Las derrotas se distribuyeron entre tres partidos (PAN en Veracruz y Boca del Río; PRD en Poza Rica, y Morena en Xalapa y Coatzacoalcos) y en la suma total de votos, el PRI sacó una muy considerable ventaja a su más cercano competidor, Acción Nacional.
Con los resultados del PREP -que seguramente habrán de ajustarse, aunque en mínima proporción- se concluye que la alianza PRI-Verde consiguió en toda la entidad 889 mil 100 votos, mientras que su más cercano competidor, el PAN, apenas sumó 523 mil 310 sufragios. Morena fue la sorpresa al convertirse, en su primera participación formal en un proceso electoral, en la tercera fuerza política de Veracruz, aunque apenas con 296 mil 333 votos. Ni sumando lo conseguido por el PAN y Morena habrían alcanzado la cifra de la fórmula PRI-PVEM.
Les siguió el PRD con 270 mil sufragios.
Hoy a lo que se dedican los priistas es a revisar, en lo particular, cada uno de los distritos. Destacan la extraordinaria votación conseguida por Érick Lagos (72 mil 093) y la sorprendentemente baja cifra que se necesitó en Minatitlán para conseguir el triunfo (34 mil 565 votos).
Revisan con lujo de detalle la actuación de los famosos “enlaces”, esos personajes de la administración estatal a los que el propio Gobernador les asignó tareas de apoyo a los candidatos. Los hubo que generaron una poderosa sinergia con el candidato y aportaron su talento y decisión en la victoria, como Juan Manuel del Castillo en Córdoba; Ricardo García Guzmán en Pánuco o Vicente Benítez en Los Tuxtlas y en Xalapa Rural.
Otros, sin embargo, exhibieron su debilidad en territorios donde siempre habían presumido gran influencia, como el caso de Marlon Ramírez en Veracruz, o Marcelo Montiel en Coatzacoalcos.
Arturo Bermúdez hizo bien su trabajo. Fueron escasos y de bajo impacto los incidentes de violencia en la entidad ese domingo 7 de junio, cuando muchos esperaban que se desatara el caos.
Alfredo Ferrari y Corintia Cruz, Presidente y secretario general del PRI en el estado, son personajes que sumaron bonos positivos a su carrera política, pues recorrieron infinidad de veces la entidad veracruzana y se multiplicaron para apoyar a todos los candidatos y mantener la intensidad de las campañas.
Se habla de que ambos podrían asumir altas responsabilidades en el cierre de la actual administración, o se habrían ganado su candidatura para el Congreso local el próximo año.
Para relevar a Alfredo Ferrari en la dirigencia partidista se habla con insistencia del actual secretario de Trabajo, Gabriel Deantes, aunque no falta quienes mencionen a Ranulfo Márquez o a Flavino Ríos, los tres con experiencia y capacidad en las lides partidistas.
A partir de estos números y habiéndose cerrado el proceso electoral federal, son muchos los que se quieren apuntar para la gubernatura de dos años (que no de cinco). Muchos de los que suspiran siguen sin entender que ni son sus tiempos, ni tienen el nivel para competir con posibilidades reales de triunfo.
Por lo pronto en esa lista se han anotado, además de los senadores Héctor y José Yunes, los diputados triunfadores Érick Lagos, Jorge Carvallo, Adolfo Mota y Alberto Silva. El legislador federal saliente Alejandro Montano, el actual secretario de Gobierno, Gerardo Buganza, y el titular de Infraestructura y Obras, Tomás Ruiz.
Lo dicho: Algunos están ahí sólo para hacer bulto.
Allá ellos si se la creen.