La despolitización del pueblo y sus nefastas consecuencias
Violencia y elecciones
Un siniestro mensaje irrumpió en las redes sociales:
«Aviso a todos los xalapeños. En estas tres semanas se va hacer una limpia de miembros de redes de narcos, así que recomendaciones muy cercanas de gente que está en combate de las mismas, que se abstengan de acudir a lugares concurridos como plazas comerciales, antros, bares, cantinas, cines, estadios, cafés, taquerías, al boulevard a escuchar a candidatos de partidos, porque se harán levantones y exterminio de ya saben quiénes. Alerten a su familia si quieren no tener sorpresas de las malas».
La aparición de este mensaje, y otros similares, coincide con la reunión de trabajo realizada esta misma semana por la Delegación de la Procuraduría General de la República, que oficialmente tiene como fin «realizar una evaluación del trabajo delegacional y la revisión de los avances en la implementación del Nuevo Sistema de Justicia Penal».
El encuentro fue al más alto nivel. Estuvieron presentes los mandos regionales de la Policía Federal Ministerial, la Coordinación Estatal de Servicios Periciales, así como los agentes del Ministerio Público Federal y personal de la Agencia de Investigación Criminal.
En días recientes, cuestionado sobre los hechos de violencia suscitados en la entidad, el candidato de la alianza Para Mejorar Veracruz, Héctor Yunes Landa, llamó la atención sobre la coincidencia de que estos casos se multipliquen durante períodos electorales.
Él no lo dijo, pero queda la impresión de que hay actores políticos a los que les interesa sembrar en el electorado la percepción de que la entidad es un campo de batalla, sin gobierno, sin control por parte de las instituciones, de manera que por temor, más que por convencimiento, terminen optando por un cambio radical en el rumbo político de Veracruz.
El Fiscal General del Estado, Luis Ángel Bravo Contreras, al dar su primer reporte sobre los hechos de sangre ocurridos en el antro «Madame» de Xalapa, reveló que la más fuerte línea de investigación (que no la única, aclaró) apunta a una confrontación entre grupos de la delincuencia organizada que se disputan la plaza para la venta de enervantes.
En su artículo de esta semana, el analista de El Financiero Ezra Shabot, advierte que «la combinación de inseguridad y competencia electoral» ha generado un coctel explosivo que amenaza con descarrilar algunos de los procesos electorales del próximo 5 de junio.
En especial, el analista menciona los casos de Tamaulipas y Veracruz, entidades que -dijo- «se presentan como las más delicadas en este sentido, tanto por el alto grado de confrontación entre las partes, como por el nivel de violencia que supera, con mucho, los mínimos tolerables para llevar a cabo una competencia electoral».
Sobre Veracruz, Shabot anticipa un escenario conflictivo, pues señala que «todo apunta a un conflicto postelectoral en medio de una entidad desbordada por la delincuencia y la falta de estado de derecho que amenaza con agravarse a partir del día de las elecciones».
No parece ser, pues, una casualidad la explosión de violencia que se ha dado en los días recientes. Los grupos de la delincuencia organizada se enfrentan entre ellos en forma constante, pero ellos definen los tiempos y los territorios que utilizarán como campos de batalla. Hoy, por extrañas razones, decidieron «calentar» Veracruz y Tamaulipas. Antes lo hicieron en Guerrero, Michoacán, Sinaloa, Chihuahua o Nuevo León.
Decía Franklin D. Roosevelt: “En la política nada ocurre por casualidad. Si algo sucede, se puede estar seguro de que ha sido planeado así”.
*este texto es responsabilidad absoluta del autor.