La despolitización del pueblo y sus nefastas consecuencias
* La prioridad de Héctor
Decía «Wes» Fesler, un destacado entrenador colegial de futbol americano y basquetbol: «Es difícil mostrarte confiable cuando la gente tiene que esperarte».
Héctor Yunes Landa tiene una manía que, por sí sola, lo separa de quienes han gobernado a Veracruz en los últimos 12 años: Es obsesivo con la puntualidad.
El pasado fin de semana, periodistas y propietarios de medios de comunicación fueron invitados a un desayuno con el candidato de la alianza «Para Mejorar Veracruz», Héctor Yunes Landa.
La invitación decía claramente: «A las 8:15 AM en el hotel Fiesta Inn». Acostumbrados como están al «horario de la fidelidad», los comunicadores y empresarios fueron llegando cerca de las nueve de la mañana. Héctor estaba ahí desde las 8 con quince minutos.
Ya antes tuvo Veracruz un gobernante con esa misma obsesión por la puntualidad (y entonces las cosas caminaban mucho mejor que ahora): Don Fernando Gutiérrez Barrios. Quizá él ya percibía que sólo habría de estar dos años en ese cargo y asumía que no tenía tiempo qué perder.
Son detalles -hábitos- a los que nos tendremos que volver a acostumbrar.
*Este texto es reponsabilidad absoluta del autor.
Una vez todos reunidos, Héctor Yunes comentó en Xalapa lo que ya había adelantado en Córdoba, en una reunión similar, con medios de comunicación y también se los había informado a representantes del sector empresarial en Coatzacoalcos. Que les pidió a dos expertos que le prepararan un programa en materia de seguridad: A Ignacio Morales Lechuga, quien fuera procurador de justicia del Distrito Federal y Procurador General de la República, y al almirante retirado Wilfrido Robledo Madrid, quien estuviera a cargo del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen).
Experiencia y capacidad, sin lugar a dudas.
Y es que ese -el de la seguridad- ha sido uno de los tres reclamos más recurrentes que ha recogido de los veracruzanos (los otros dos son empleo y combate a la corrupción). Entiende Héctor Yunes que para brindar tranquilidad a la sociedad veracruzana debe actuar sin dilaciones y en forma contundente.
Desde que asuma el cargo, dijo, llegará a la entidad la Gendarmería Nacional. Prometió acabar con los elementos de la Policía Estatal que sirven de «halcones» a la delincuencia organizada, y a la vez incentivar a los buenos policías, mejorar sustancialmente su imagen, con el fin de que el ciudadano pueda acercarse a ellos sin el temor de estar frente a un delincuente.
Que encargue el diseño de la estrategia a dos expertos, es señal clara de que lo toma muy en serio.
Ignacio Morales Lechuga, nativo de Poza Rica, tiene una trayectoria intachable, a pesar de haber caminado por áreas tan sensibles como las procuradurías de justicia. En su haber tiene la captura de José Antonio Zorrilla Pérez, señalado del homicidio de Manuel Buendía, o la repatriación de Humberto Álvarez Machain, secuestrado por agentes de la DEA, organización que lo acusaba de ser el responsable de mantener con viva al agente norteamericano Enrique Camarena, mientras era torturado, y la matanza de agentes de la PGR en una pista clandestina situada en la comunidad «El Llano de la Víbora», en Tlalixcoyan, Veracruz, hechos por los que fueron llevados a juicio 124 militares.
Wilfrido Robledo Madrid es un caso aparte. Estuvo al frente de la Policía Federal Ministerial, del Cisen y trabajó muy cerca del entonces secretario de Seguridad Pública Genaro García Luna.
En abril de 2002, fue encontrado responsable de “adquisiciones irregulares y pagos indebidos cometidos en el año 2000, que derivaron en una inhabilitación de tres años para ocupar cualquier cargo público federal.
Fue contratado por Carlos Slim para hacerse cargo de la seguridad de Teléfonos de México, labor que concluyó cuando en el 2005, cuando aceptó la invitación del gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto para encargarse de la Agencia de Seguridad estatal. Para entonces ya había cumplido con su inhabilitación.
El primero de julio de 2014, en una ceremonia realizada en el patio de honor de la Secretaría de Marina, el almirante secretario, Vidal Francisco Soberón, entregó reconocimiento a almirantes que pasaron a situación de retiro tras cumplir 40 años de servicio.
A nombre de los homenajeados habló Robledo Madrid (quien hasta ese día se desempeñaba como asesor del secretario) quien dijo: «La vida de un marino no es fácil, porque más allá de tener vocación para la carrera de las armas, es necesario renunciar desde muy joven a privilegios, a comodidades, a lujos, ofrendando todos nuestros esfuerzos y energía al bienestar de los demás».
Son dos personajes que conocen el tema como pocos y pueden diseñar un programa acorde a la urgencia y a las dimensiones de la crisis.