El periodismo que falta a nuestra democracia
* La mala semilla
Hasta antes de esta semana, los familiares de los cinco jóvenes desaparecidos en el municipio de Tierra Blanca sólo tenían conocimiento de la detención de ocho elementos de la policía estatal, quienes admitieron haber capturado a los jóvenes y habérselos entregado a una célula del crimen organizado que opera en aquella zona.
Este miércoles los afligidos familiares de las víctimas fueron citados en la ciudad de México, en la subsecretaría de Derechos Humanos, donde el propio titular, Roberto Campa, les dio a conocer que hay otras cinco personas detenidas, ninguno de ellos policía, y todos señalados de pertenecer al cártel Jalisco Nueva Generación.
Sólo uno de los nuevos detenidos es señalado de haber estado presente en el rancho El Limón donde, según testimonio de uno de los policías detenidos, habrían sido ejecutados los cinco jóvenes originarios de Playa Vicente.
Los otros detenidos «tienen relación con los hechos», según el funcionario federal.
A principios del presente mes, las autoridades federales informaron sobre la captura de Rubén Pérez Andrade, el octavo policía estatal que estuvo involucrado en la desaparición de los cinco jóvenes.
Este elemento policiaco confesó que los jóvenes fueron golpeados, asesinados y calcinados en el rancho El Limón.
Dijo haber sido testigo de que los cinco jóvenes fueron trasladados a ese rancho donde los volvieron a interrogar y los asesinaron. También admitió haber visto el inicio del proceso de desaparición de los cuerpos.
Sobre el día en que los elementos policiacos capturaron a los jóvenes, Pérez Andrade declaró que los interceptaron y los entregaron a la organización criminal, porque les parecieron sospechosos por su apariencia y el auto en el que viajaban.
Las autoridades federales aclaran que hasta el momento, de los restos encontrados en el rancho El Limón, sólo han podido confirmar la identidad de dos de las víctimas, por lo que continúan los trabajos para saber el fin de los otros jóvenes.
El tema ya está fuera del control de las autoridades estatales. La Secretaría de Gobernación y la Procuraduría General de la República se encargan del diálogo con los familiares y de las investigaciones, pues nadie le concede credibilidad a los mandos de Veracruz.
Dicen en las autoridades locales que es un caso excepcional, que son muchos más los ejemplos de policías heroicos, que se juegan la vida para defender al ciudadano. El problema es que ya nadie se los cree.
No deben sorprenderse. Hay oficios, profesiones, en los que las estadísticas no funcionan, lo único que vale es la percepción.
Un connotado médico, responsable de salvar cientos, miles de vida, perderá todo su prestigio y será señalado de inepto, si se descubre que en una ocasión se equivocó. Una sola vez, no hace falta más.
Un arquitecto podrá diseñar y construir miles de edificios, pero si uno de ellos se cae debido a errores en sus cálculos, nada habrá que lo salve del escarnio público.
Una corporación policiaca podrá presumir de que tiene a los mejores policías, a los más entrenados, a los más honestos, a los más eficaces, pero si de entre todos ellos surgen malos elementos que se asocian con las bandas criminales para delinquir, eso será suficiente para reprobar todo el trabajo realizado.
Quien no lo entienda así, que se dedique a otra cosa.