Quirino Moreno Quiza/Repechaje
* El golpeteo político
Concluye el mes de abril y restan escasos 34 días para que los candidatos a una curul en el Congreso federal convenzan al electorado de que tienen las mejores propuestas.
En este primer mes cada uno de los candidatos ha plasmado su personal estilo de acercarse a la gente. La mayoría ha descubierto que frente a las limitaciones impuestas por el Instituto Nacional Electoral (INE), los únicos caminos que quedan son el contacto cara a cara, las redes sociales y, en menor medida, los medios de comunicación, por el costo que esta última alternativa representa y su cada vez más limitado impacto en la sociedad.
Hoy son infinitos los medios de comunicación, muchos de ellos voraces al momento de negociar con los candidatos la promoción de sus campañas. Lo que en un principio se pretendía fuera un acuerdo útil y benéfico para ambas partes, terminó siendo, en muchos casos, descarada extorsión.
Obligados por las circunstancias, muchos candidatos han optado por “aguantar el baño” y negarse en forma decidida a ser víctimas de chantajes. Es por eso que se han multiplicado los artículos injuriosos, con agresiones directas, sin fundamento, contra los candidatos que se han negado a caer en ese juego perverso.
Al final, en las urnas, habrán de confirmar que hicieron lo correcto, que optaron por los caminos más parejos para acercarse a los votantes.
“Yo respondo a los ataques con trabajo y más trabajo”, comentó la abanderada por Xalapa Urbano, Elizabeth Morales.
Muy cerca de ella, Adolfo Mota camina la legua para invitar a la gente a que vote y a que lo haga razonando su decisión, optando por quien le haya convencido con sus propuestas. ¿Los ataques? Los atiende, los analiza… y sigue adelante.
En el Distrito con cabecera en Martínez de la Torre, Édgar Spinoso está acostumbrado a la diatriba, a la descalificación barata. No se desgasta en explicaciones que no le han pedido. Dialoga con la gente, la invita a votar y camina casa por casa llevando su plan de trabajo. Ha pegado entre los jóvenes y las muestras de adhesión a su proyecto son cada vez mayores y más significativas.
En Córdoba, el único que camina, el único que aporta propuestas realizables y congruentes con las demandas del Distrito, es Marco Aguilar Yunes. Su campaña se ha hecho sentir, al grado de generar preocupación entre los panistas, que ahora sí ven como un verdadero riesgo la posibilidad de perder uno de sus bastiones. Esto ha motivado que se multiplique los ataques, producto del nerviosismo de quien presiente su derrota.
Anilú Íngram, en Veracruz, es blanco frecuente de ataques a través de las redes sociales. Ya decidió no desgastarse en temas de tan baja calidad, y concentrarse en llevar sus propuestas a los ciudadanos.
Los ataques sistemáticos suelen ir dirigidos a candidatos que muestran fuerza en sus campañas, que aparecen arriba en las encuestas. El objetivo está claro: Generar la percepción de que son personajes negativos y que son falsas las mediciones que los dan como vencedores.
Nadie está interesado, al menos en estos momentos, en golpear a quien no esté compitiendo. No sirve de nada. Serían cartuchos quemados sin beneficio.
Es por ello que suena muy “jalado de los pelos” que Marcelo Montiel Montiel hable de motivaciones políticas en la denuncia que hiciera en su contra el senador Alejandro Encinas. El mismo delegado federal de Sedesol admite que no tiene interés alguno en materia electoral. Vamos, que no aspira a ser ni jefe de manzana.
Así pues, cuando habla de que se trata de un ataque de índole política, se refiere a que agrediéndolo a él, en realidad estarían golpeando a su amigo –ese si con abiertas aspiraciones electorales- José Yunes Zorrilla.
En realidad la versión suena muy rebuscada.
El senador peroteño no tiene –que se sepa- intervención alguna en los programas que, según la denuncia de Encinas, habrían sido vulnerados para desviar recursos públicos. El senador Yunes Zorrilla no es responsable, ni aval, del comportamiento de sus amigos o aliados.
Mal haría Marcelo Montiel si buscara evitar este golpe utilizando como escudo a su amigo.
Estos ya son otros tiempos.