Pepe Yunes es y ha sido congruente en los temas que le atañen.
Fue el primero en levantar la voz para cuestionar las supuestas bondades de la reforma propuesta por Javier Duarte para tener un gobierno de transición de sólo dos años y hoy, aunque se niegue a admitirlo ante los medios, está fuera de la contienda del próximo año.
Él va por una gubernatura de seis años, tiene la edad, las energías y el capital político para esperar dos años más y competir por el derecho a dirigir el destino de Veracruz durante un sexenio.
Su ausencia de la comida a la que convocó Javier Duarte no fue, sin embargo, consecuencia de una estrategia para desmarcarse del tema sucesorio. Antes de ser convocado (que sí lo fue) tuvo que hacer un viaje que lo ubicó muy lejos de Xalapa, lo que hacía imposible que llegara a tiempo.
Quien más resintió su ausencia, sin duda, fue Héctor Yunes.
Y es que, aunque el propio Yunes Zorrilla insista en que “sigue formado en la fila”, entre sus más cercanos colaboradores se percibe un gesto de desánimo, de desilusión. Entienden las razones de su líder, pero les abruma pensar que deberán seguir trabajando dos años más para concretar este proyecto político.
Los hay quienes, desesperados por cobijarse bajo la sombra del poder, han corrido a rendirle pleitesía a otro que sí aspire a ser gobernador el próximo año.
Pepe Yunes los ve operar en otros terrenos y guarda silencio. Ya los ubicó y guardará este gesto en su memoria.
“Estoy convencido, como militante del PRI, que en esta mesa está el próximo gobernador de dos años de Veracruz”, dicen que dijo Javier Duarte el martes durante la comida.
En la mesa estaban los que han aceptado cumplir el rol de “patiños” en la parafernalia tricolor. Flavino Ríos, Érick Lagos, Adolfo Mota, Jorge Carvallo y Tomás Ruiz tienen claro que no van a ser, pero asumen su papel y se cuadran con su jefe político, el Gobernador.
A final de cuentas, se cumple el escenario que desde hace un par de meses pintaba Héctor Yunes: Hoy sólo hay de dos sopas.
La diferencia es que no son las sopas que él había anunciado. Él hablaba de que eran Pepe o Héctor, Héctor o Pepe. Hoy se sabe que son Héctor o Silva, Silva o Héctor.
Aunque la convocatoria habrá de emitirse en la segunda mitad del mes de enero, será la próxima semana, antes incluso de que toque tierra en territorio veracruzano el Presidente Enrique Peña Nieto, cuando se perfile al que será el abanderado tricolor en la contienda por la gubernatura del 2016.
Un factor será el que incline la balanza, una circunstancia externa la que defina al que contenderá para suceder a Javier Duarte.
El mensaje enviado a la capital del país fue claro: En Veracruz los priistas están unidos en torno a su Gobernador y en la contienda por la candidatura todos caben.
Unidad e inclusión, son las premisas que dejó Manlio Fabio Beltrones en su visita al rancho San Julián y es la bandera del priismo veracruzano.
Alberto Silva destaca de la comida la expresión de unidad interna de su partido, frente a la división que enfrentan las fuerzas políticas opositoras.
Ahí pudiera estar la clave.
* La próxima columna aparecerá el lunes 4 de enero. Feliz año a todos.
*Este texto es responsabilidad absoluta del autor.