Quirino Moreno Quiza/Repechaje
* Atención a las señales
La sucesión en Veracruz no está resuelta.
En Los Pinos, donde se suelen tomar estas decisiones, han optado por esperar a que el priismo de esta entidad busque sus acomodos. No son tiempos de forzar ninguna designación, pero tampoco es momento para los descartes.
Y mientras no salga “humo blanco” desde el Valle de México, en Veracruz se seguirán alimentando las especulaciones, disfrazadas de filtraciones de “fuentes muy bien informadas”.
En el llamado “círculo rojo” de la política nacional, en el centro de mando, tienen claro que cada entidad, cada elección, requiere un método específico para la selección de candidato. Lo que en algunos sitios funciona, en otros podría no ser el mejor camino.
El ejemplo más claro y reciente es Nuevo León.
Para resolver ese acertijo, en Los Pinos se fueron por “la fácil”. Revisaron números, cruzaron cifras de las más diversas encuestas, y concluyeron que la mejor opción, la de mayores posibilidades de triunfo, era la senadora Ivonne Álvarez.
Un estudio contratado por el periódico El Universal, en el mes de mayo del presente año, le daba a la priista un 40.3% de las intenciones de voto.
Esa misma medición colocaba a “El Bronco”, Jaime Rodríguez Calderón, en la segunda posición, con un 32.1% de las preferencias. En el tercer lugar se ubicaba el candidato del PAN, Felipe de Jesús Cantú, con el 23.5 por ciento.
El resultado ya lo conocemos. El Bronco remontó esa desventaja y superó por amplio margen a la abanderada del PRI.
En Los Pinos tienen claro que, si aspiran a la continuidad en el 2018, no se pueden dar el lujo de que en Veracruz suceda lo mismo que en Nuevo León.
Las encuestas serán un importante factor a considerar, pero no será el único.
En lo que sí se equivocan muchos es en suponer que la sucesión en Veracruz se dará sin considerar la opinión del Gobernador Javier Duarte de Ochoa.
Los que así piensan no han terminado de entender que los grupos políticos más relevantes de la entidad, los operadores políticos considerados hoy como los más capaces (no los que hicieron fama décadas atrás y presumen de seguir teniendo “el toque”), las estructuras del PRI, y los recursos financieros para solventar una campaña a Gobernador, los tiene Javier Duarte.
No es casual que durante su visita a Veracruz, el dirigente nacional del PRI, Manlio Fabio Beltrones, haya puesto especial énfasis en el tema de la unidad de los priistas, como requisito indispensable para alcanzar el triunfo el próximo año.
A este mismo Beltrones se le atribuye una declaración, hecha “en cortito” a Pepe y Héctor Yunes, en el sentido de que entre ellos dos estaría el candidato a la gubernatura del 2016.
No fue, sin embargo, lo que le dijo a Javier Duarte.
Así son los políticos profesionales. Hoy dicen una cosa, mañana otra. Dicen lo que sus interlocutores desean escuchar. Quien pretenda hacer análisis político y empiece dando crédito a todo lo que escucha, muy pronto estará perdido.
Por lo pronto, en el próximo informe de gobierno de Javier Duarte, habrán de salir nuevas señales que dejen más clara la tendencia para la sucesión.
Hasta hoy lo que se sabe es que la representación del Presidente Enrique Peña Nieto en el evento que organiza el gobierno estatal, recaerá en el secretario de Educación, Aurelio Nuño, lo que por sí solo ya es un mensaje.
Habrá que esperar, estar atentos a las verdaderas señales, y evitar ser confundidos por el canto de las sirenas.