Carlos Ramírez/Indicador político
Cacería de rateros, no de brujas
¿Vio usted el partido América-Pachuca la noche del miércoles? ¿El partido de ida de los Cuartos de Final? ¿Vio al espontáneo que invadió la cancha del Estadio Hidalgo? Pues se llama Ricardo Alberto Ramírez Antillon, tiene 38 años de edad y el Grupo Pachuca decidió vetarlo de por vida en todos sus inmuebles.
¿Por qué lo traigo a colación? Porque el tipo traía en su ropa deportiva diferentes mensajes, todos de protesta: el número 43 para recordar a los desaparecidos de Ayotzinapa, “mexicanos hartos”, “gobierno mexicano represor, asesino, corrupto, neoliberal” y “¡Veracruz inseguro!”. ¡Pa su ma! Pa’ famita que nos cargamos.
Ahora resulta que nuestra mala imagen ya hasta se pasea por las canchas del futbol mexicano profesional.
Pero no sólo eso. El gobernador Duarte tuvo que escuchar a Luz Elena Patricia Garza, alumna de la secundaria federal número 17, quien durante un acto micrófono en mano le dijo: “Señor gobernador, la política de hoy ha cambiado. Los gobernadores roban y no cumplen con su trabajo. Estos políticos de cuarta roban nuestros impuestos malgastando lo que nos pertenece, para su beneficio personal”. ¡Sopas!
El gobernador Duarte, sí, César Duarte, de Chihuahua, tuvo que tragar camote y aguantar vara ante tamaña verdad que le dijo en su cara la adolescente estudiante de Ciudad Juárez. ¿Pues a quién pensaba usted que me estaba refiriendo? Claro, como decían los letreros de aquellas viejas películas: Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.
Aquéllas visitas presidenciales
Vino el presidente Enrique Peña Nieto el miércoles. Estuvo escasa hora y media en un acto en el World Trade Center de Boca del Río y así como vino se fue, prácticamente de manera fugaz. Lo más preocupante para los veracruzanos es que no tuvo gestos o palabras de respaldo para el gobernador Javier Duarte de Ochoa, según consignan los medios informativos. Y es que, ya se sabe, dice el dicho, que por lo demás es cierto, que si le va bien al gobernador le va bien a Veracruz.
Recuerdo una visita del entonces presidente José López Portillo al puerto de Veracruz. Cuando ya se iba, al llegar al aeropuerto Heriberto Jara y cuando caminaba en la terminal aérea rumbo al avión presidencial, de pronto se le quiso acercar el entonces senador Manuel Ramos Gurrión, en forma espontánea, al tiempo que le llamaba. De inmediato los miembros del Estado Mayor le bloquearon el paso, pero López Portillo los paró en seco y ordenó que lo dejaran pasar: “Es mi amigo”, les dijo. Le echó el brazo encima a Ramos y se fueron caminando rumbo al avión, con una gran camaradería.
Eran otros tiempos. Cuanto nuestra clase política contaba y pesaba, cuando los presidentes les tenían estima, cuando no sólo un gobernador sino hasta un senador recibía el calor, el afecto, la muestra de amistad y consideración de los mandatarios del país. Incluso a nosotros como reporteros nos permitían estar cerca e incluso hacerles una entrevista antes de que se fueran. Qué diferencia ahora. Peña, por lo que se vio, nos tiene fríos. ¡Brrr!
¿Cacería de brujas? No, ¡de rateros!
Narró el lunes Ciro Gómez Leyva en su columna “La historia en breve” que el viernes hoy hace una semana, a la llegada de la candidata del PRI a la gubernatura de Nuevo León, Ivonne Álvarez, a una celebración masiva con motivo del Día de las Madres la recibió un grito de “¡Bronco, Bronco, Bronco!”. La gente coreaba el nombre del candidato independiente Jaime Rodríguez, hoy a un tris de convertirse en el primer gobernador independiente en la historia del país, pues pese a toda la campaña negra que le desató el sistema priista, al que perteneció, va arriba y no encuentran cómo tumbarlo.
Con tal de tratar de disminuirlo lo acusan de todo. Se han metido hasta con su familia, ante lo que responde: “No tienen escrúpulos”. Para él, se enfrenta una elección de Estado. “–¿Irías a fondo contra Rodrigo Medina?”, le pregunta Ciro. Le responde: “–Lo vamos a revisar a fondo a él y al anterior. Pero a través de una fiscalía anticorrupción que no dependa de mi gobierno”. Vuelve Ciro: “–Vendrá la cacería de brujas”. Le revira El Bronco: “–Vendrá la cacería de rateros”.
Retomo esto porque el martes pasado, el presidente de la Comisión de Vigilancia del Congreso del Estado, Francisco Garrido Sánchez, descartó que en la revisión de las cuentas públicas del ejercicio fiscal del 2014 vaya a haber «cacería de brujas» (nota del portal alcalorpolitico.com).
Garrido habló porque a partir de esta semana el Congreso debió haber empezado a recibir las cuentas públicas de los 356 entes fiscalizables. El plazo vence el 31 de este mes a las 12 de la noche. Creo que en realidad el asunto requería una respuesta más precisa y contundente, tipo Bronco: cacería de brujas no, de rateros.
Para variar, de acuerdo a un reporte preliminar, de los 70 ayuntamientos que resultaron observados por la cuenta pública de 2013, un total de 23 no pudieron solventar el presunto daño patrimonial y 47 lo hicieron en su totalidad. El daño patrimonial que aún queda en esos 23 ayuntamientos es por 202 millones 157 mil 777.53 pesos.
Como dato anecdótico no está mal, porque nunca hemos sabido que de verdad se actúe contra todos los depredadores de los recursos públicos. No hay ningún funcionario o exfuncionario que esté en prisión y que haya devuelto lo que se robó, y las propias autoridades y comisiones y demás zarandajas se hacen de la vista gorda y sólo salen a declarar para efectos mediáticos, pero nada más. Nunca van en serio, ni lo irán, hasta que no llegue un opositor al Gobierno del Estado o un independiente.
Que Elí le echará el hombro a Américo
Buen argumento el que maneja Elízabeth Morales García, candidata a diputada federal por el distrito de Xalapa Urbano. Al menos se sale de lo trillado que andan repitiendo los demás candidatos.
Apunta que de acuerdo a las proyecciones hechas por los expertos financieros del Gobierno Federal, para el próximo año disminuirán al menos 3 por ciento las participaciones federales para los municipios, lo que equivale a pensar que el Ayuntamiento de Xalapa tendrá menos dinero para realizar obra pública.
Pero entonces, qué cree. Asegura que para ese tiempo ya será diputada federal por lo que el alcalde Américo Zúñiga Martínez ya puede roncar tranquilo y a pierna suelta pues ella será su ángel de la guarda ante la Federación ya que es una experta en concursar recursos para proyectos y programas y que a los xalapeños nos espera el paraíso terrenal. Y, claro, que votemos por ella. ¿Cómo la ve?