Raúl López Gómez/Cosmovisión
Haré lo que Duarte me indique: Tomás
Fue una charla distendida, larga, placentera si se quiere, la de ayer por la tarde con Tomás Ruiz González, actual secretario de Infraestructura y Obras Públicas del Gobierno del Estado y uno de los actores financiero y político veracruzano más importante no sólo del estado sino del país.
Sus veintinueve años en el servicio público y en la política se reflejan en su charla, que a ratos se convierte en declaración. Su bagaje de experiencia se enriquece con su inteligencia y su conocimiento en especial del tema económico y financiero, pero también político.
Brinca de un tema a otro. No rehúye a las preguntas que le hacemos lo mismo Tulio Moreno Alvarado, de La Jornada Veracruz, que Quirino Moreno Quiza, de Entorno Político, o José Ortiz Medina, de Versiones, o Salvador Muñoz de Los Políticos Veracruz. Atento, su enlace de prensa Emilio Cárdenas.
Los compañeros aprovecharon incluso para satisfacer su curiosidad personal y periodística acerca de su relación pasada (y hasta presente) con la actriz Ana de la Reguera (nos confesó que de hecho el Cupido indirecto fue Javier Duarte de Ochoa), nos dijo que desde hace mucho no tiene relación con Elba Esther Gordillo, nos reveló que fue diputado federal por recomendación del exgobernador Miguel Alemán Velasco y que siempre le consultó sus decisiones como legislador, nos recomendó una marca de Tequila –esta vez me concreté a sólo un güisqui–, nos mencionó nombres y más nombres de hombres públicos con los que ha tratado, conoce y tuvo sucedidos, habló de las obras, de los por qué de ellas, de cifras, de la situación económica del estado, etc., hasta que aterrizamos en el tema de actualidad política: la próxima sucesión gubernamental.
Entre la “entrada” a base de chistorra y queso asado con nopales, cebolla asada, frijoles charros y guacamole (en realidad cuando llegaron las carnes ya casi nadie le entró pues estaba más sabrosa la plática), le dije que según había leído una declaración suya de que ya “está listo” para “lo que viene”. Como una forma de quitarle fuerza a ello respondió que “los énfasis de las entrevistas, como ustedes los periodistas lo saben bien, los ponen ustedes”.
No le dio muchas vueltas al asunto. Se soltó y fue directo: “Yo soy el único que sí tiene jefe. Mi jefe es Javier Duarte. A diferencia de los dos senadores (se refería a José Francisco Yunes Zorrilla y a Héctor Yunes Landa) que son mis amigos, a quienes respeto y que pueden decir lo que quieran, yo tengo un jefe que se llama Javier duarte de Ochoa. Voy a hacer lo que él me indique y hoy por hoy estoy haciendo lo que él me ha pedido que es ayudarlo en el tema de infraestructura y obras públicas, esa es mi tarea, yo sé que si incumplo o no hago bien esa tarea no puedo aspirar a otra cosa, mi responsabilidad es ahorita con la infraestructura del estado; para eso sí estoy listo, para eso sí he estado trabajando”.
Le pregunté si entonces él acataría cualquier instrucción del gobernador: “Totalmente”, fue su respuesta. Y en seguida agregó: “El gobernador es mi jefe. Ahora, sí te quiero decir algo, yo tengo más de 25 años en el servicio público, empecé en el Banco de México en el 86. Para algo me ha servido durante 29 años. Es una aspiración que me honraría muchísimo, pero también creo, honestamente lo digo, que no son los tiempos, está todo mundo muy acelerado; no son los tiempos todavía; para mí el gobernador es Javier Duarte y lo va a seguir siendo; y todavía queda mucho por hacer por el estado. Ahora, a mí me encantaría aspirar a ser gobernador, por supuesto sería el mayor honor de mi vida, pero en su momento y las circunstancias serán las que lo determinen. Ya llevo algunas vueltas en esto, ustedes lo saben, son mis amigos, algunos desde el 2003 o antes. Las circunstancias juegan”.
A continuación sacó la experiencia no sólo de haber sido legislador federal, sino también aspirante del PRI a la gubernatura en 2004 y dirigente nacional del Partido Nueva Alianza: “El gobernador es el veracruzano mejor enterado y mejor posicionado para esta decisión, y más después del resultado de la elección federal que acabamos de pasar; creo que los números avalan que el primer priista del estado, Duarte, es quien va a jugar un papel fundamental en la decisión que viene, por todo el capital político que tiene. Yo diría que es, sin duda, el que está avalado por los resultados de las elecciones. Entonces la decisión va a tener que pasar por él. Sí, es cierto que también el centro participa, claro, porque hay un presidente priista, pero mal haría si no empieza por pedir la opinión, hasta la recomendación, del gobernador. Entonces, no es que rehúya la pregunta, simplemente creo que no son los tiempos, y por supuesto que me encantaría, me honraría muchísimo, lo he dicho siempre, pero mi tarea ahorita de tiempo completo es la infraestructura y la obra pública. Y en ese sentido, los que tienen ventaja son los senadores que pueden decir lo que quieran. Yo nunca niego, y a ambos los respeto por su trabajo político y por su trayectoria”.
Se le preguntó si ya tenía el permiso del gobernador para poder participar. Respondió: “Tengo permiso del gobernador para hacer la tarea que me ha encomendado y a eso estoy, pero lo primero es que lo pueda ayudar en el tema de la infraestructura y obra pública, porque además es muy sencillo: si no lo ayudo en esta tarea cualquier otra aspiración pierde sentido, si no puedo ayudarlo mucho; yo tengo una chamba muy concreta que es ayudarlo en infraestructura y obras públicas y si no puedo hacer esa tarea cómo puedo aspirar”.
Cuando lo escuchó expresarse como se expresa ahora, no me queda duda que estoy ante un político que superó totalmente la relación tormentosa con el gobernador a su salida de la Secretaría de Finanzas y Planeación en su primera incursión en el Gobierno del Estado. Es un hombre institucional, que sabe de jerarquías, así se conduce, así se pronuncia. Sobre el tema político sucesorio remata: “Yo creo que cuando se den los tiempos habrá que preguntarle al gobernador. Él es un gran observador de la política y va a estar viendo cómo se mueve cada uno de los actores, él sabrá en ese momento y en esas circunstancias qué le conviene a Veracruz, qué perfil le conviene. Su opinión va a ser tomada en cuenta, sin duda. Al igual que el centro seguramente tendrá algo que decir, pero partirán de lo que opine Javier Duarte y de lo que recomiende”.
La charla se prolonga, y casi al final el columnista José Ortiz Medina le comenta tener conocimiento, de buena fuente, de movimientos que se darán en el PRI nacional y en el Gobierno Federal. Tomás escucha atento y sólo con base en ello se atreve a hacer un pronóstico sobre quien sería entonces el candidato si esos movimientos llegaran a ser ciertos. Antes había comentado sobre lo que le parecía la actuación de los senadores del PRI, y sobre eso también saca una conclusión sobre cómo ve sus posibilidades. Pero es su opinión personal y es fuera de la grabadora de los teléfonos celulares, off the record.
Al final resume todo, para que no quede ninguna duda, y a su juicio que fue lo fundamental que no dijo, con una frase: “Mi jefe es Javier Duarte de Ochoa y haré lo que él me indique”.