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Raúl López Gómez/Cosmovisión
Ahora que me he dispuesto a someterme a una extirpación de catarata en el ojo izquierdo, he caído casualmente con una oftalmóloga tan guapa, que no me dilata, sino que me deleita la pupila cada vez que voy a consulta. Me ha dicho que la intervención es muy sencilla, que dura unos cuantos minutos y me puedo marchar a mi casa; pero sin considerar los prolegómenos que son un verdadero viacrucis. Consisten en estudios del tórax con placas de rayos X que hace el Dr. Viveros Parker, estudios de sangre que hace el químico Victorino Rivas, estudios de corazón que los hace el cardiólogo Rafael Bullé Goyri, medición del ojo para poner un cristalino a la medida, que hace “Visión Oftálmica Laser”, en fin, que se tiene que recorrer buena parte de la ciudad en dos o tres días, atrás de un montón de personas que van a lo mismo, como si se tratara de un “Rally”, (palabra que bien podría traducirse por “corretiza”) al final de la cual se saca uno el premio de que le piquen un ojo.
Para acabarla de amolar, tuve que hacer dos veces el rally, para cambiar las facturas, porque todas las que pedí las hicieron a nombre de mi hermano gemelo que me precede en achaques y curaciones. Eso me recordó que él comenzó antes con problemas en un ojo y, no tuvo tanta suerte como yo con mi guapa doctora; él se fue a ver un oculista que le indicó que se comprara un parche y se tapara el ojo bueno, para forzar al ojo malo a enderezarse, porque tenía la niña tirando a córner. Así que mandó a su ayudante a que le comprara en cualquier botica un parche y, calculando que no costaría gran cosa, le dio diez pesos. Ya desde la farmacia el ayudante le habló por teléfono para decirle que no vendían un sólo parche, que había bolsas con cien parches y costaban cien pesos. -¡Carajo! ¿Qué no te pueden vender uno o dos?… –Que no, que la bolsa completa o nada… – Mándalos al carajo y vete a buscar un lugar donde te vendan un solo parche.
Después de media hora, el ayudante volvió a llamar a mi hermano para decirle: “Licenciado, estoy aquí en la calle de Clavijero en una tienda de disfraces… El parche cuesta sólo setenta pesos, pero viene con otros aditamentos: una pata de palo, un garfio, una espada de plástico, un sombrero de tres picos, una capa negra y la calcomanía de una calavera… ¿Lo compro?