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XALAPA, Ver., 21 de agosto de 2015.- Como un homenaje al maestro escultor japonés Takahashi, dos de sus discípulos llevaron a cabo la presentación de la exposición “Kiyoshi, Bonilla, Yahagi” la cual estará presente por dos semanas en la galería Fernando Vilchis de la Universidad Veracruzana(UV), ubicada en la avenida 1 de mayo en un horario de 9 a 14:00 horas de lunes a viernes.
Kiyoshi Takahashi es un referente cultural dentro de la facultad de Artes Plásticas de la Universidad Veracruzana y en Xalapa mismo; a partir de 1958, cuando visitó por primera vez la ciudad, el escultor japonés comenzó una larga relación artística y académica con México, interesado por lo prehispánico, la forma de vida del país, su naturaleza y su gente.
Aquí pudo estar cerca de las magníficas esculturas olmecas, totonacas y huastecas, conocer los distintos materiales empleados y sumergirse en el mundo mágico y religioso que representaban; experiencia que enriqueció sus conceptos estéticos que pronto compartiría con sus alumnos; fue profesor y jefe del Departamento de Escultura de la Universidad Veracruzana.
Adalberto Bonilla fue de sus primeros discípulos mexicanos; conoció al maestro Kiyoshi siendo un adolescente y las características de sus obras rápidamente nos muestran que los conceptos estéticos de su maestro han sido asimilados pues en ellas vemos austeridad, sencillez, texturas alternadas y en ocasiones la muestra directa y cruda de la materia prima, sin importar en que material trabaje.
Ryuichi Yahagi, que llegó a México en 1995 y actualmente es investigador en el Instituto de Artes Plásticas de la UV, se ha convertido en gestor y promotor de actividades de intercambio cultural y artístico entre su tierra natal y su país de adopción. Los proyectos de mayor importancia han sido resultado de su esfuerzo; el más ambicioso, la muestra de Arte Olmeca en Japón que incluyó una de las cabezas monumentales. Como los demás alumnos de Takahashi, Yahagi soñaba con conocer estas tierras y del mismo modo que otros de sus compañeros, llegó para quedarse.
Adalberto Bonilla cobija a los que llegan de Japón y Ryuichi promueve la presencia xalapeña en su país, con exposiciones en uno y otro lado. La semilla sembrada por Takahashi germinó y ya no somos tan ajenos ni distantes, porque las ramas de ese primer árbol se extendieron y bajo su fresca sombra sigue creciendo la escultura xalapeña.