Carlos Ramírez/Indicador político
Iba llegando a casa de mi madre, cuando un vecino ya me esperaba. Aunque moría de hambre, lo saludé y pregunté si podía ayudarle en algo.
Estaba muy preocupado con eso de “las nuevas cosas de Hacienda”, pues no sabía qué iba a pasar o hacer ahora.
Le dije que se tranquilizara, sin embargo me dijo: “No entiendo por qué el gobierno hizo eso, era más fácil como estábamos antes”.
Se refería a las nuevas disposiciones de la Reforma Hacendaria, especialmente a los Repecos (Régimen de Pequeños Contribuyentes) que a partir del 1° de enero pasan al nuevo Régimen Fiscal de Incorporación.
Mi vecino tiene un taxi. Hasta el 2013, la forma de pago de sus impuestos era de cuota bimestral, es decir, el impuesto que pagaban cada dos meses era fijo, conforme una tabla de ingresos. Ahora, con el nuevo Régimen de Incorporación, ya no será así.
En la misma situación se encuentran las tienditas, fondas, carpinterías, restaurantes y todo aquel negocio pequeño que no rebase los 2 millones de pesos al año.
¿Cómo voy a pagar ahora? me comenta. ¿Es cierto que tengo que facturar? ¿Cómo le voy a hacer con el taxi?
Volví a decirle que se tranquilizara, mientras le explicaba que todo lo va a tener que hacer por internet. Aunque en lugar de tranquilizarlo, creo lo preocupé más.
—Yo no sé internet —me dijo— mis hijos sí saben, pero ellos están en sus cosas. Creo mejor voy a vender mi concesión; además, el taxi ya no da. Fidel Herrera le vino a dar en la torre con sus 8 mil taxis y luego con esto estamos peor que jodidos.
Y es que a partir del primero de enero, todos los negocios, personas que presten un servicio o obtengan servicios por arrendamiento, están obligados a facturar electrónicamente. Para hacerlo, tienen que entrar a la página del SAT con su RFC, solicitar su Fiel o su clave al teléfono lada 800 del SAT y posteriormente, obtener un sello digital con el que podrán facturar desde la página del SAT o de algún otro proveedor autorizado.
Asimismo, el SAT creó una aplicación para que el contribuyente pueda facturar desde su teléfono.
Luego entonces, todos los contribuyentes que se dedican a la actividad empresarial, profesional o para quienes obtienen ingresos por arrendamiento, tendrán la obligación de utilizar “Mis cuentas” para facturar y también para mandar su contabilidad.
En dicha aplicación se tendrán que capturar todos los datos de los ingresos que obtenga el contribuyente así como el RFC de las personas de las que recibe dichos ingresos.
Debe también anotar todos sus gastos, pero ¡ojo! si quería inflar sus gastos, ya no se va a poder, puesto que debe anotar el RFC de la persona que le expidió la factura así como la descripción del servicio que le proporcionó y el monto total de la operación.
Ya con esos datos incluidos en Mis Cuentas, la aplicación hará el cálculo correspondiente y le dará la cantidad a pagar ¿Suena fácil, no?
Fácil para los que están acostumbrados a estar detrás de un escritorio, para los que manejan todos los días una computadora e internet, para las autoridades que quieren recaudar, para los legisladores que aprobaron dicha Reforma.
Sin embargo, hay que preguntarle al señor de sesenta y tantos, dueño de la tiendita de la esquina, que tendrá la obligación de facturar cada vez que le compren y que no sabe ni prender una computadora. O al campesino que le ofrecen comprarle sus productos a cambio de una factura electrónica, seguramente la única que ha visto ha sido en la televisión porque en su pueblo no existe “eso” ni la internet.
Desde luego que el Sistema implementado por el SAT es “demasiado” bueno ya que permitirá el cruce de información a través del RFC de cada persona del planeta, verificando cuánto ganan y gastan cada uno de los contribuyentes, lo que a su vez cruzarán con la información proporcionada por el Sistema Financiero (bancos) optimizando la recaudación.
Sin embargo, se olvidan de una cosa: el nivel de cultura y educación de la población. Es como tener un sistema de primer mundo implementado en uno de tercero. ¡Desigualdad total!
Email: [email protected]