Los enemigos del pueblo
¿Funcionará el Régimen de Incorporación Fiscal?
¡Tortillas de mano! ¡Lleve sus tortillas de masa negra! ¡Gorditas de chicharrón y de frijol! me ofrece una señora que se encuentra colocada a un lado de la banqueta. Aunque me encantan las tortillas de mano le agradezco el ofrecimiento, con un “por el momento no”.
Sigo caminando y en la misma acera veo otros puestos de verduras ambulantes, de jugos y frutas y otros de pollo destazado.
¿Cómo le van a hacer esas marchantas y comercios para pagar sus impuestos? He de entender que la autoridad municipal ya les cobra una cuota de piso, pero ¿Qué van a hacer para pagar las contribuciones federales como el Impuesto Sobre la Renta (ISR) e Impuesto al Valor Agregado (IVA)?
Seamos realistas, estos pequeños comerciantes ni siquiera pagaron las cuotas correspondientes al antiguo Régimen de Pequeños Contribuyentes (Repeco), es más, dudo que tengan su Registro Federal de Contribuyentes (RFC); luego entonces ¿cómo van a ser parte del Régimen de Incorporación Fiscal (RIF) y presentar sus declaraciones vía electrónica? ¿Cómo decirles que tienen que facturar y tener un correo electrónico cuando ni siquiera saben prender una computadora?
Realmente podríamos hablar hasta de una crisis nacional si el gobierno federal llegase a hacer barrido de calles e incorporarlos como pretende hacerlo.
Según información de la Secretaría de Hacienda difundida a principios de este mes, se había logrado captar al Régimen de Incorporación Fiscal 4.2 millones de contribuyentes, aunque si nos vamos dos meses atrás, la autoridad reportó que tenía 4.1 millón, pero hacía la aclaración en ese entonces que 3.5 millones venían del régimen de pequeños contribuyentes, es decir que habían pasado en automático y que sólo 600 mil eran nuevos, ¿será entonces que en dos meses la autoridad logró incorporar un millón más?
Aquí las cifras no cuadran y parecen infladas, tomando en cuenta que en estos seis meses muchos contribuyentes han dado de baja sus actividades ante Hacienda y se han “incorporado” ¡pero a la Informalidad! a pesar del paquete de beneficios sociales que presenta el Régimen de Incorporación Fiscal.
Sin duda alguna, julio será un mes clave para que el Servicio de Administración Tributaria (SAT) vea realmente cuántos contribuyentes “reales” tiene, ya que en este lapso los que integran el Régimen de Incorporación Fiscal, (lamento no abreviarlo, pero según la propia autoridad ya no se puede decir RIF) presentarán su primera declaración bimestral correspondiente a enero y febrero. ¡Cha cha, cha, chaaaaannn! ¿Presentarán su declaración los 4.2 millones de contribuyentes del padrón existente?
No pretendo ser pesimista, pero según el propio titular del SAT, Aristóteles Núñez Sánchez, al primero de julio sólo habían recibido 2 mil 800 declaraciones correspondientes al Régimen de Incorporación Fiscal.
Una de las causas principales por las que el SAT dio prórroga para la presentación en agosto del segundo y tercer bimestre fue precisamente porque su sistema de presentación de internet se iba a ver saturado para julio, tomando en cuenta los 4.2 millones de contribuyentes multiplicados por 3 declaraciones correspondientes a los bimestres transcurridos.
Aunque déjeme comentarle que si el contribuyente del Régimen de Incorporación Fiscal no presentó su declaración en julio y lo hace en meses posteriores, el incumplimiento de la primera declaración le empezará a contar para el cambio automático del Régimen de Incorporación Fiscal al General de Ley, luego entonces ¡ojo! ¡mucho ojo!
Aquí es donde habrá un gran problema, pues grupos que estaban en el Régimen de Pequeños Contribuyentes como los taxistas, se niegan a declarar o a informar a través del portal del SAT pues tienen la esperanza (apoyada por varios legisladores) de que se vuelva a la cuota fija. Aunque como van las cosas y a pesar de que varios legisladores del PAN (105) han metido amparos contra la reforma fiscal, no se ve que el Gobierno Federal (en específico, el titular de Hacienda Luis Videgaray) eche marcha atrás. Pues si este fuese el caso, comprobaría lo que todo México sabe: emplear tecnología en la recaudación fiscal en un contribuyente que está en pañales en cultura fiscal y uso de computadora, es un error total que llevaría de forma inmediata a Luis Videgaray a renunciar.
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