Carlos Ramírez/Indicador político
¿Por qué voté por Américo?
No soy de las que se arrepiente cuando hace las cosas; incluso, pocas muy pocas veces lo hago, pero cada día que pasa me pregunto, cuándo voy a comer, ¿por qué voté por Américo?
Y es que, le cuento. Todos los días, al ir a comer a casa, tengo que pasar por la calle Aquiles Serdán, rumbo al Sumidero y ¡horror! bache por aquí, bache por allá. ¡Vaya! ¡ya ni manera de esquivarlos hay! La calle parece queso gruyer.
Aunque si llueve, la cosa empeora, pues se hacen más grandes. Lo bueno es que contamos con “una extensión de obra pública del Ayuntamiento”: dos señores albañiles que cuando no llueve se ponen a rellenar los baches con escombro, piedras, tierra y hasta pasto con la única paga de recibir una moneda o de perdis, las gracias por parte de los conductores.
Pero, ¿por qué darles una moneda si ya pagué mis impuestos? ellos no trabajan para el Ayuntamiento, luego entonces lo hacen para asistir a la comunidad, quien quite y saquen algo extra. Realmente no escatimo en una moneda para su bote, pero ¿es justo cuando estoy pagando mi impuesto predial?
Tal vez Américo conteste que mi impuesto sirve para pavimentar otras calles que más lo necesitan; sin embargo, su obra pública me parece muy absurda. Le menciono dos ejemplos: Hacia el Sumidero pavimentaron la Avenida del Café, una avenida hermosa de dos carriles con camellón que tristemente desemboca ¿en dónde cree usted? ¡en la calle Aquiles Serdán! ésa de los mil baches. Otro ejemplo es la recién pavimentada Gobernador Antonio M. Quirasco (y que al parecer aún no se inaugura) que desemboca en la llena de baches 21 de Agosto. ¡Pero no se preocupe, allí tenemos una “segunda extensión del Ayuntamiento”: un señor y su hijo que se encargan de “rellenar” con escombro tan jodida calle a cambio de unas cuantas monedas.
Realmente no me espanto que en Xalapa haya baches ¡vaya! leía una nota de Reforma que en Chicago, también hay baches y que también la autoridad hace caso omiso. Tal vez por esa razón, allá en Estados Unidos, un artista salió al rescate. Se trata de Jim Bachor, quien tenía un bache enfrente de su casa y como no lo reparaban, decidió hacerlo él mismo. Pero no sólo echó cemento al hoyo, sino lo decoró en forma de mosaico. Bachor ha rellenado otros baches de la ciudad. A algunos les ha puesto la bandera de Chicago. Algunos tienen publicidad como números telefónicos de tiendas donde reparan coches; y algunos más sólo tienen el nombre de bache o el número de éste.
¡Ja! con esta mención no espero que el Ayuntamiento de Américo Zúñiga me diga que lo rellene yo misma, pues si fuera un pequeño bache como en Chicago, con gusto lo haría; sin embargo, aquí tendría que poner mosaicos en toda la calle, ¡de principio a fin!
Tal vez lo de la publicidad no sea tan mala idea, pues en lugar de anunciarse en la sección amarilla, el empresario podría hacerlo en la sección de baches, quedando su nombre grabado en cemento. Seguramente con esta buena obra tendría muchos clientes agradecidos.
Después de sumirme en uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis baches y llegar a casa a comer, sigo preguntándome ¿Por qué voté por Américo? Tal vez porque cuando andaba en campaña y visitó el lugar donde vivimos, a mis vecinos y a mí nos prometió una cosa: Pavimentar la calle.
¡Ahhh! ¡falsas promesas que hoy al pasar por baches y más baches, me quitan el hambre!
Ahora, sólo me queda preguntarle a su padre ¿Cómo le hizo para que le pavimentarán Zempoala con concreto hidráulico? porque eso que dice Américo que es muy transitada, no me queda claro. Tal vez lo que debe hacer el alcalde es pararse temprano un día y ver cuántos vehículos transitan en esas Avenidas, o de plano, pedir un censo de los habitantes que viven cerca de esas calles que él considera casi no transitables. Mientras tanto, cada vez que voy a comer, me vuelvo a preguntar: ¿Por qué voté por Américo? Ni me diga…creo que ya lo sé… por pen…sante.
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