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VERACRUZ, Ver., 4 de julio de 2015.- Existe respeto para quienes ostentan y defienden su condición sexual; no obstante, no por ello se tiene que apoyar a sus causas, aseveró el obispo de la Diócesis de Veracruz, Luis Felipe Gallardo.
Refiriéndose a los homosexuales, aseguró que “no debemos ofenderlos, debemos respetarlos, pero decirles: ‘no estamos de acuerdo con eso’; hay todas estas marchas de la alegría gay o no sé cómo se llaman, no debemos de aumentarles el contingente y aplaudir diciendo ‘sí, adelante, tú tienes derecho’, por lo menos no hagamos eso, mejor pidámosle a Dios que entiendan su situación”.
Consideró que la homosexualidad es resultado de conductas mal entendidas en el ámbito familiar y social del niño y no se trae de nacimiento, consideró
Justificó que incluso la ciencia ha descartado que ésta sea una condición adquirida de nacimiento, al referir que no existe evidencia de algún gen o cromosoma que dé a las personas preferencias sexuales diferentes.
“Todos sabemos porque la ciencia lo ha dicho, pero se lo callan los medios, toda esta gente se lo calla, que la homosexualidad no es producto de la naturaleza, es producto de la conducta de la sociedad, no es de la naturaleza, nadie nace con algún cromosoma de la homosexualidad, nadie nace con un gen de homosexualidad, la ciencia lo ha investigado y no ha encontrado nada”.
Sostuvo que los padres de familia deben prestar atención a las conductas y convivencia que tienen en casa, ya que esto va generando perfiles de conveniencia para sus hijos.
“Los esposos que no se relacionan adecuadamente y los niños sin razonar, de uno, dos, tres años, se dan cuenta y empiezan a identificarse con aquello que les conviene, según sienten que les va mejor, si ven que el papá maltrata a la mamá; entonces, no, yo no quiero ser como mamá, y si la mamá maltrata al papá, entonces yo no quiero ser como él”.
Dijo el obispo que incluso ha tenido conocimiento de que en algunas escuelas se promueve el cambio de roles, invitando a que las tareas de los niños sean vestir de mujeres o a las niñas de hombres, y son cuestionados sobre cómo se sintieron con ello y la reacción que tuvieron sus padres, ante lo cual alertó a las familias presentes en una misa con motivo de confirmaciones en la iglesia San José Obrero.
“Este trato de las relaciones parentales es lo que causa una mala afirmación de la propia personalidad, la desfasa y si a eso le agregan: ‘a ver, vamos a vestir al niño de niña o vamos a vestir a la niña de niño, o a ver, le vamos a dar juguetes de niño a la niña’, esto es más perverso todavía”.