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Regularizan su matrimonio 70 parejas de Poza Rica
XALAPA, Ver., 23 de mayo de 2014.- El ex director del Centro SCT-Veracruz, Agustín Basilio de la Vega, comentó que los accidentes en carreteras y autopistas veracruzanas ocurren mayormente no porque las vías se encuentren en mal estado, sino porque muchos factores que inciden en que aumente el riesgo de accidentes: exceso de velocidad, consumo de alcohol y cansancio, además de la falta de pericia ante alguna eventualidad.
“La Secretaría de Comunicaciones y Transportes es una de las dependencias más serias del país y por lo menos allí, hay mucho orden en la forma que se invierte el dinero para construir o dar mantenimiento a las carreteras mexicanas”, añadió.
En el caso del accidente ocurrido en la caseta de Acayucan, cree que éste pudo suscitarse por cansancio o bien, porque el chofer no calculó o vio que la unidad estaba detenida.
Aunque reconoció que sí hay caminos en mal estado no es porque sea culpa de la SCT, sino porque las empresas no cumplen en tiempo y forma con los procesos de entrega de los proyectos técnicos: “No cumplen con las normas. Te pongo el ejemplo de Puente Tamaca, allí es un problema de la constructora y no de la SCT”, desveló.
Añadió que el hecho de que no se trabaje en otros caminos no se debe a ningún subejercicio de la dependencia, sino a que los ofertantes para hacer las obras tienen que seguir una serie de lineamientos que luego no cumplen con facilidad: “Ello te habla de la seriedad con la que se trabaja en la SCT”, afirmó.
Tragedia
El domingo 13 de abril, alrededor de la 1:00, un autobús Volvo con placas 561-RT1 y que provenía de Tabasco con destino hacia Puebla, se estrelló con un tracto-camión de la Empresa Prolat, con sede en Tepatitlán, en Jalisco, a escasos kilómetros de la caseta de cobro de Acayucan.
El tracto-camión estaba descompuesto, sin luces ni señalamientos, simplemente estaba allí de acuerdo a testimonios de los cuatro sobrevivientes que, a diferencia de otros 34 pasajeros, no iban dormidos.
Tras el terrible accidente, se generó un incendio que consumió en su totalidad al autobús, mayormente ocupado por comerciantes que se dotaban de mercancía para revenderla en distintas poblaciones de Tabasco.
El saldo final fue, 35 personas calcinadas y cuatro sobrevivientes que huyeron de la unidad en medio del fuego, rompiendo uno de los ventanales.
El Gobierno del Distrito Federal clausuró las oficinas de la empresa “Transportes Huicho”, que fue la encargada de vender los boletos a los pasajeros del autobús. En cambio en Tabasco, no hubo siquiera sanción para los propietarios o socios de esa empresa que diariamente comercia dos viajes a Puebla y el Distrito Federal.
Tras al accidente, al que acudieron empleados de las áreas de Protección Civil, Secretaría de Seguridad Pública, así como distintos destacamentos federales, no se informó mucho sobre el tema, debido a que lo importante era atender a los calcinados y a sus familiares, que esperarían por ellos en la ciudad de Villahermosa.
Desde el 13 de abril a esta fecha, aún no concluye el proceso de identificación de los cadáveres.
Un infierno
Manuel Quino Tejeda, dijo que el autobús accidentado no tenía salidas de emergencia habilitadas, sin embargo, comentó que el tracto-camión descompuesto no tenía ningún señalamiento.
Sobreviviente al igual que su esposa, Manuel viajaba hacia Puebla para hacer varias compras. No pudo continuar su camino debido al accidente y fue internado en el hospital de Acayucan.
Dijo que tras el impacto, el camión comenzó a incendiarse y todo se volvió un infierno. Tras la sorpresa y el susto, el espíritu de supervivencia avivó en él y procedió a romper una ventana, para saltar de allí, al lado de su esposa. Ellos dos, más otras dos personas fueron los únicos que sobrevivieron a la tragedia.
Aunque reconoció deficiencias en el autobús en que viajaba, pidió a las autoridades que se investigue a fondo, debido a que mucha gente corre peligro viajando en esos autobuses: “Si de por sí te da miedo viajar en ADO, en estas líneas más”, dijo.
Otros accidentes graves
En abril de 2012, un autobús Man-875RJ5 que circulaba en el tramo federal Álamo-Potrero del llano se estrelló contra la caja de un tráiler de doble remolque que circulaba a exceso de velocidad. Murieron 45 personas que se disponían a viajar al estado de Coahuila para buscar trabajo como cortadores de frutas.
La poca visibilidad, cansancio y descuido fueron las causas de este accidente que ensombreció la vida de decenas de familias, cuyos integrantes buscarían en otro estado el trabajo que no les ofreció el suyo.
El 17 de abril de 2006, un autobús 1Muc-70 que provenía de Guadalajara hacia Tabasco cayó en un precipicio en las Cumbres de Maltrata. La unidad con sobrecupo, pues viajaban 67 personas, se desbarrancó 200 metros y quedó prácticamente destrozada. Al parecer se quedó sin frenos y su conductor, con poca pericia no tomó el camino que debía seguir y con ello llevó a la muerte a casi todos los pasajeros, pues tan solo sobrevivió una niña de escasos ocho años.
Los viajeros, jóvenes en su totalidad, habían asistido a un congreso religioso organizado en Guadalajara por la secta conocida como “Luz del Mundo”.