Raúl López Gómez/Cosmovisión
Talón de Aquiles
…eso es para Enrique Peña Nieto su tierra, donde la crisis provocada por la violencia hace explosión.
La delincuencia en el Estado de México está disparada; la estrategia para atender la emergencia no fragua; varios municipios de la entidad siguen siendo los más peligrosos del país… un verdadero estigma para el señor Presidente de la República.
El Estado de México está descompuesto… y el gobernador Eruviel Ávila no ha podido arreglarlo… ha fracasado en ponerle “chapitas” y maquillaje a la realidad.
A menos de cuatro meses de completar la primera mitad de su sexenio Eruviel hace agua. Por ahora quedará al timón del barco, pero el navío insignia del poderoso grupo en el poder ha de ser remolcado por la flota federal…
Hace un mes, el mandatario se confesó impotente y clamó por ayuda. De inmediato Bucareli le envió el primer refuerzo: Damián Canales –incondicional del secretario de Gobernación– llegó como Secretario de Seguridad Ciudadana con la consigna de contener la violencia desbordada en municipios tan rojos como Cuautitlán, Ecatepec, Nezahualcóyotl, Naucalpan y Chalco… todos, azotados por el narcotráfico, el secuestro y la extorsión.
En aquel momento, Eruviel Ávila encontró en Michoacán el pretexto para justificar el incremento de la violencia; habló la contaminación producto del “efecto cucaracha”.
Pero la realidad es otra. La crisis mexiquense se gestó hace años –aun antes de la administración peñanietista– cuando las bandas criminales se asentaron en los municipios más poblados con la complicidad de autoridades… Eruviel Ávila lo sabe desde sus tiempos como alcalde de Ecatepec… él mismo vio creer al monstruo.
El vaso mexiquense desbordó por la ola de asesinatos registrada en los primeros tres meses de este año… lo cual impidió mantener el bajo perfil de la violencia como deseaba el Presidente. Los gobiernos vecinos de Hidalgo y el Distrito Federal comenzaron a blindarse.
El Estado de México no es Morelos, Michoacán, Tamaulipas o Guerrero… su situación geográfica, la importancia económica, y sobre todo su lugar en el corazón del Presidente de la República, lo colocan en otra dimensión de la geografía política.
Peña Nieto necesita que el gobierno priista en su tierra natal ofrezca respuesta inmediata ante el reclamo más sensible de la sociedad. Urgen acciones de alto impacto… comenzando por una buena limpia.
Eruviel Ávila no se va a caer, por lo menos de aquí a las elecciones del año entrante. Las versiones de su remoción para incorporarse al gabinete presidencial fueron “borregos” malintencionados para minar aun más su autoridad. Eruviel se queda porque su salida en sería un mensaje nefasto.
Por eso desde Los Pinos le envían un equipo más pesado: José Manzur Quiroga –cercanísimo al Presidente desde los meses de la campaña por el gobierno estatal– deja una diputación federal para ocupar la Secretaría Gobierno; Alejandro Jaime Gómez, abandona la Consejería Adjunta de Consulta y Estudios Constitucionales de la Presidencia para esperar su ratificación como procurador estatal… y Arturo Osorno deja Agricultura para hacerse cargo de la Secretaría de Desarrollo Social del Estado. Estos relevos deben verse como oxígeno de emergencia para un gobierno asfixiado… al cual también podrían estarle preparando la mortaja.
No es un cálculo disparatado apuntar que José Manzur Quiroga podría ser eventualmente el mandatario sustituto de Eruviel Ávila, de aquí a trece meses. Mientras, el ex alcalde de Ecatepec seguirá figurando como gobernador… pero las decisiones clave llegarán a Toluca procedentes de “el centro”.
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