Ricardo Alemán/Itinerario político
Con la captura de El Chapo, el Presidente Peña Nieto llegó a donde Vicente Fox y Felipe Calderón no pudieron… por cierto, ambos panistas deberían estar intranquilos, refugiarse en la discreción, y no lanzar felicitaciones oportunistas de dientes para afuera…
La captura de la década o de lo que va del siglo –las más anhelada– sirve para elevar al cielo la cotización de la autoestima y el prestigio del Gobierno Federal, sí, pero no alivia por decreto el problema de la seguridad integral, ni modifica de raíz la estrategia nacional de combate al crimen.
Me explico…
El combate a la delincuencia organizada seguirá igual o se modificará, independientemente de la captura de un narcotraficante eventualmente sustituible por sus subordinados, pero a quienes –mientras tanto–podría manejar desde la prisión de alta seguridad del Altiplano –excepto si esta condición segura fuera tan endeble como ocurrió hace 13 años, un mes y tres días en Puente Grande, Jalisco–.
Seguramente por ello, Michael McCaul –presidente de la Comisión de Seguridad de la Cámara de Representantes– exhorta a nuestras autoridades a extraditar al criminal –a Estados Unidos– para asegurar efectivamente su permanencia tras las rejas y no vuelva a escapar a causa de la plaga de corrupción mexicana…
Además, al El Chapo lo esperan allá al menos seis graves acusaciones, sin contar las ocho órdenes de aprehensión que tiene acá.
Punto aparte, la estrategia de seguridad del Gobierno no se sostiene en la obsesiva persecución de los narcos enlistados como los más peligrosos, pues el descabezamiento ya probó su insuficiencia… y aun cuando se trata de golpes de tanta espectacularidad, y se aprovecha la ganancia mediática, al final de la jornada resulta un logro parcial, por muy visible y ruidoso como haya sido.
La caída de El Chapo abre incógnitas sobre el futuro de su organización criminal. Cortar la punta de la pirámide no necesariamente implica el desmantelamiento automático de una estructura tan arraigada y poderosa.
De acuerdo con Guillermo Valdés Castellanos, especialista en temas de seguridad nacional y ex titular del CISEN, un posible estallido violento de represalia contra el Gobierno a raíz de la captura de El Chapo dependerá de la fuerza de Ismael “El Mayo” Zambada como nuevo líder del cártel de Sinaloa.
En cambio, Alejandro Hope –especialista obsesionado con el tema del narcotráfico–, opina que la organización delictiva podría entrar en un proceso de descomposición que pondría fin a la era de los grandes grupos criminales.
El siguiente paso de la estrategia federal ha de ser el compromiso manifiesto por el respeto absoluto a la ley.
Más temprano que tarde deberán caer policías, comandantes y funcionarios públicos y empresarios vinculados con la organización criminal más poderosa que se recuerde. La limpieza –si en verdad es limpieza– debe alcanzar todos los rincones del Estado.
RECONOCIMIENTO OBLIGADO: Con la captura de El Chapo, las Fuerzas Armadas prueban una vez más su eficacia. No importa hasta dónde se contó con la colaboración del gobierno estadunidense. En todo caso es una prueba más de las ventajas de la coordinación eficaz y responsable… con la DEA y los pentágonos. No subordinada.
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