Quirino Moreno Quiza/Repechaje
Mover… ¿y conmover?
Sin caer, ni por mucho, en los odiosos excesos del viejo priismo, Enrique Peña Nieto se presentará este martes en calidad de triunfador; con la tarea bien hecha. Será el día del Presidente.
La agenda completa de grandes reformas será suficiente para presumir una eficacia política inédita en el proceso de construcción de acuerdos. Los cambios salieron en el tiempo proyectado; se vencieron mitos y tabúes; se sacudió perversas imposiciones del poder político. No es poca cosa.
Este martes, Peña Nieto tendrá la gran oportunidad de coquetear con la seductora idea del parteaguas histórico… el antes y después del gran periodo reformista, y buscar la comprensión social de los esfuerzos políticos que aun no se reflejan en la vida cotidiana.
Esta vez, el ambiente es propicio.
A diferencia de sus predecesores, pocos escatiman al Presidente de la República su calidad de interlocución. La izquierda moderna lo reconoce; las máximas figuras del PRD no dudarán en tomarse la foto con él. Tampoco el mandatario podrá regatear el trabajo opositor, al cual mucho le debe la causa presidencial.
Si las leyes salieron fue por el diálogo; si hubo condiciones para negociar una reforma hacendaria y otra energética fue gracias a la iniciativa perredista de firmar el Pacto por México. El Presidente se lleva las dianas, pero el mérito es de todos.
Hasta el marco de la “celebración” será el deseado por el inquilino de Los Pinos. El año pasado debió conformarse con una carpa colocada en los jardines de la residencia oficial. Ahora el mensaje a la nación, tendrá como marco el Palacio Nacional con toda su historia… y enorme carga de simbolismos.
Pero nadie debe deslumbrarse con la aprobación de las 11 reformas estructurales. Los cambios legales en el papel deben ser cimiento de una nueva etapa de desarrollo… para mover a México. Eso nos vendieron desde el oficialismo, y eso debiese ocurrir pronto.
Para el Gobierno Federal se agotaron los pretextos. Llegó el momento de poner las reformas en acción, y dar resultados, no solo en el ámbito energético o en la apertura de telecomunicaciones.
Pero aun hay saldos pendientes.
Pese a los esfuerzos oficiales, el crimen no cede; los delitos de alto impacto se mantienen por las nubes, sobre todo, secuestro y extorsión.
A la fecha no desaparecen las turbulencias por el lento crecimiento y su desesperante consecuencia ante la falta de empleos.
Otro gran pendiente es la transparencia y el combate a la corrupción. El compromiso presidencial se ha incumplido. La casa de cristal de la función pública aún no se construye y la impunidad mantiene intactos transas, “moches” y “mordidas… problemas hereditarios, casi genéticos, según el Presidente,.
El lastre aun pesa demasiado.
Mientras, para el miércoles, el segundo tercio del mandato peñanietista arrancará con un juego de licitaciones, cifras, kilómetros y construcciones, para impulsar el programa de infraestructura más ambicioso de los años cercanos. Ese día, en el Museo Nacional de Antropología, Peña Nieto habrá de anunciar el nuevo aeropuerto de la Ciudad de México… entre otras cosas.
Para mover a México, el Presidente habrá de comenzar por mover la economía, el combate a la inseguridad… y conmover a la sociedad.
¿QUE QUÉ?: Que a partir de ahora comenzarán las jugadas cruciales en el ajedrez político. Que de entrada se especula un enroque: César Camacho iría a San Lázaro y Manlio Fabio Beltrones al PRI; que descarte usted a Aurelio Nuño… y que se reciben apuestas.
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