Crítico, nivel del río desde Carranza hasta Minatitlán
VERACRUZ, Ver., 12 de junio de 2015.- Desde temprana hora hasta que se oculta el sol, David trabaja en el malecón de Veracruz sacando monedas que le arrojan al mar para poder ayudar con los gastos de su casa, pues no puede dedicarse sólo a la escuela, mientras que otros niños pasean con sus padres.
A sus 13 años gana unos 100 pesos por jornada laboral, que aporta a su familia; él acaba de terminar la primaria, pero su madurez para platicar y sus habilidades para los negocios se han ido desarrollando desde hace dos años que inició a trabajar como sacamonedas junto a su hermano, cinco años mayor.
“Yo era ‘volantero’, vine para acá porque hicimos una apuesta para ver quién se aventaba al agua, a la primera sí me dio miedo porque en el agua no sentía el piso, no tocaba algo duro como para impulsarme, me estaba ahogando, pero ya de ahí empecé a aprender”, recordó.
Explicó que tiene cierta libertad durante su jornada laboral, ya que puede llegar a la hora que mejor le convenga e irse cuando ya no quiere estar ahí; indicó que hay quienes pagan mejor por los clavados, entre ellos los connacionales, pues los estadounidenses y otros extranjeros pagan apenas unos cuantos pesos.
Mencionó que le gusta la escuela, pero no ha podido continuar con sus estudios de secundaria, ya que hasta el momento lo detiene un adeudo de 350 pesos para poder recibir su certificado de estudios de primaria.
Mientras tanto, dijo que continuará trabajando en el malecón, aunque señaló que algunos espectadores que arriban a su peculiar show no saben apreciar su esfuerzo, y no tienen ni la menor idea de que en cada clavado se arriesga a estrellarse contra una piedra que se encuentra oculta por el agua color verde lamoso.
Explicó que el riesgo de su trabajo es que si cae “mal me puedo pegar con la zanja, hay una piedra y abajo también, si me clavo mucho me puedo romper la cabeza, me han picado medusas, gusanos de mar, que sueltan como alfileres delgaditos y dan comezón”.