Enrique Márquez vuelve a prender señales de alerta
Juan Pablo II
La canonización de Juan Pablo II alcanzó un punto de debate: Marcial Maciel.
Ver a los polacos en baile, celebrando el acontecimiento, por tener entre sus paisanos a un Santo, sorprende, como igual sorprende el fuerte grito de indignidad de quienes rechazan la santificación de Karol Wojtyla porque aseguran que no hizo nada contra los señalamientos y acusaciones que se hicieron contra el fundador de Legionarios de Cristo.
Pero así somos… nos movemos por las noticias y acontecimientos del día… la plática en familia por quienes “redescubrieron” a Gabriel García Márquez con su fallecimiento y quienes igual se indignaron por la misoginia y el amor a la tauromaquia que profesaba en sus obras y en vida privada, nos obliga a plantear qué tan prudente es separar a la obra del artista… ¿nos deleitamos con sus letras o con su actuar como simple ser humano?
Pasa muy seguido con los cantantes o actores… preferimos disfrutar de sus escándalos, como ver a una Rihanna subiendo a las redes sociales una “belfie” (foto de su culo) que escuchar una de sus canciones… ¡mmm! Olvídenlo, fue un mal ejemplo… no me gusta cómo canta.
Pero sí pondría énfasis en el Paul MacCartney de mi juventud, “¿Cómo puedes escuchar a un mariguano?”, decían, pero sencillamente las letras y su música son deliciosas…
Sí, por eso adoro leer una obra de García Márquez y mentarle su madre a García Márquez por su méndigo gusto por la fiesta taurina…
Pero en el caso de Juan Pablo II no sé cómo explicarlo… la admiración y respeto (hasta cierto punto, adoración) que se le tiene al hoy Santo, me asombra y en algunas ocasiones la comparto. El señor era carismático.
Un día llegué a la casa y encontré colgado en la pared, un cuadro con la imagen de Juan Pablo II y una oración… pregunté a mi madre por él y me dijo que lo había comprado, incluso, que pensaba llevarlo a bendecir… podré discutir con cualquier persona sobre religión, pero con ella no…
El cuadro creo que aún permanece en la casa; han pasado casi 30 años de que lo adquirió y es probable que en la pared, yo no esté, pero Juan Pablo II no puede faltar.
Claro que a todos nos debe indignar el caso de Marcial Maciel y la pederastia… igual deberíamos preguntarnos qué obligó u orilló a Juan Pablo II a no actuar, si fue enterado de los ataques perpetrados por Maciel y su gente… pero quizás eso sea siempre un misterio difícil de responder…
Pero más misterio deben ser los milagros…
Dos milagros atribuyen a Juan Pablo II para poder ser considerado Santo dentro de la fe cristiana. La cura de Parkinson en una monja, y la desaparición de un aneurisma cerebral irreversible en una costarricense le dieron el pase directo para que el Papa Francisco, intermediario de Dios en el mundo, diera a la comunidad católica la buena nueva.
Pederastia contra fe; hechos contra milagros… En el mundo religioso hay espacio para todo y todos… Juan Pablo II sólo dejó de ser hombre, con todos sus defectos, hasta el momento de su muerte… entonces, la Iglesia ha de abanderar ese momento, esa circunstancia: sus soldados, al igual que la demás gente, son imperfectos. Posterior a su muerte, es que son exactos los versos de Salvador Díaz Mirón (A Gloria) para Karol Wojtyla:
“El mérito es el náufrago del alma:
vivo, se hunde; pero muerto, ¡flota!”
Así ocurre con las virtudes de los hombres… a su muerte florecen; pero en el caso de los Santos, ocurren los milagros…
Sí, los católicos están de fiesta… las víctimas de Maciel, indignados… difícilmente se tiene contentos a todos… aun en el reino del Señor.