Carlos Ramírez/Indicador político
Ley Rahui
Cada cuatro horas, Rahui iba a las áreas verdes de San Lázaro. Allá se encontraba con una mujer en una banca. Muchas ocasiones urgía verla que su desesperación estallaba en llanto que era aplacado entre los brazos de esa dama.
El encuentro a veces pasaba desapercibido para esa gente que acude al Congreso de la Unión que siempre lleva prisa, corre de un lado para otro, platicando con aspavientos, sea con alguien o por teléfono… pero las otras veces su encuentro atrapaba alguna mirada curiosa, quizás hasta morbosa, que la dama evitaba con un chal mientras amamantaba a Rahui…
Fueron seis meses los que Rahui salió del hotel donde se hospedaba; cada cuatro horas, llevado por su niñera, para que su madre Ana Hazel le diera pecho.
Ella, al recibir un mensaje a su celular, salía de la oficina donde fungía como asesora legislativa y ocupaba media hora para saciar el hambre del pequeño.
Al principio, pensó hacerlo en la oficina, pero era incómodo por la cantidad de gente que iba y venía a ver al diputado. Vio en el baño una opción, pero no se le hizo ni cómodo ni higiénico. Por eso acabó amamantando al pequeño Rahui en los jardines de San Lázaro allá por el 2012 y parte del 2013.
II
Checando el Facebook de Pepe Yunes Zorrilla, me encuentro un párrafo: “En los trabajos legislativos del día de hoy (22 de abril), en el Senado de la República, aprobamos la reforma de la Ley General de Salud (…) donde se propone establecer lactarios en centros laborales a efectos de que las madres puedan amamantar a sus hijos los primeros 6 meses”.
Fue entonces que recordé que a finales del 2013, en una reunión con mujeres, la diputada Mónica Robles escuchó las aventuras y peripecias de una madre que trabaja, para poder amamantar a su hijo… exacto: Era Ana Hazel Zúñiga.
La idea de Espacios para Lactancia surgió como una pequeña luz entre las pláticas y propuestas que se dieron a conocer en esa reunión…
El pasado 20 de febrero, en San Lázaro, se reforman algunos artículos de la Ley Federal de los Trabajadores al Servicio del Estado, de Salud y del IMSS para que las mujeres cuenten con diversos apoyos, entre los que destaca lo siguiente:
“Ayuda en especie por seis meses para lactancia y capacitación y fomento para la lactancia materna y amamantamiento, incentivando a que la leche materna sea alimento exclusivo durante seis meses y complementario hasta avanzado el segundo año de vida. Durante el período de lactancia tendrán derecho a decidir entre contar con dos reposos extraordinarios por día, de media hora cada uno, o bien, un descanso extraordinario por día, de una hora para amamantar a sus hijos o para efectuar la extracción manual de leche, en lugar adecuado e higiénico que designe la institución o dependencia, y una canastilla al nacer el hijo cuyo importe será señalado por el Consejo Técnico”.
El asunto es que ahora, una vez aprobadas estas leyes (Salud, IMSS, de Trabajadores al Servicio del Estado), el diputado Raúl Zarrabal busca que igual se prevea que el Patrón que no ofrezca un espacio y permita a las madres amamantar a sus hijos, sea sancionado a través de la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia…
III
Y si bien, estas reformas son amables para con las mujeres, no puedo dejar de ver la paradoja del caso… una Ley sobre la Lactancia, estudiada, revisada y aprobada en recintos donde la especialidad que tiene la mayoría de sus residentes ¡es la de estar pegados a la ubre! ¿A poco no es digno de asombro?
Por justicia, yo hubiera llamado Ley Rahui a las reformas que se dieron… aunque esto nomás quede para el anecdotario.
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