Bryan LeBarón/A 5 años, no dejemos solo a nadie
Los hilos de Spinoso y Deantes
En política, se habla mucho de la Ley de Hilados y Tejidos… el chiste es tejer fino…
Veo dos fotos de Javier Duarte de Ochoa. Una, con el secretario de Hacienda y la otra, con el Procurador General de la República… el Gobernador aparece en ambas con una sonrisa de oreja a oreja; en una, Luis Videgaray lo acompaña con el gesto; en la otra, el Culín Bravo Contreras, fiscal del estado, igual; mas no así Jesús Murillo Karam, quien (a)parece incómodo.
Los pies de foto son escuetos, hasta cierto punto, demagógicos.
Cito el texto de la gráfica con Videgaray en su esencia: “para tratar diversos temas de desarrollo, entre ellos el crecimiento económico de la entidad”.
Cito el del Procurador, de manera total: “El Gobernador Javier Duarte de Ochoa tuvo este lunes por la tarde una reunión de trabajo con el Procurador General de la República, Jesús Murillo Karam, en donde participó el Procurador General de Justicia del Estado, Luis Ángel Bravo Contreras”.
Es el segundo el más vago de los textos…
A simple vista, ambos dicen nada… pero en política como en periodismo, a veces la mejor noticia es la que no se cuenta… es parte de la Ley de Hilados y Tejidos…
II
Quien haya visto la foto donde aparece Murillo Karam y fue observador, había algo que incomodaba en demasía al Procurador General de la República. Muestra un semblante hasta enfermo y siendo fijado, se podrá ver más delgado, algo enjuto, tanto, que los pantalones le quedan grandes al grado de que luce mal el cinturón.
Divagando, uno pudiera decir que algo grave le ocurre al funcionario federal… divagando, uno pudiera decir que está molesto con la foto… divagando y jalándose los pelos, uno pudiera decir que está a disgusto porque no deja de ser compadre de Miguel Ángel Yunes Linares y ha de pensar que políticamente, su “compa” habrá de ver mal esa fotografía…
Pero que conste… si nos avocamos a la Ley de Hilados y Tejidos, se echa a volar la imaginación… se crean hipótesis, versiones, rumores… porque al fin y al cabo, la foto tiene mucha tela de donde cortar…
III
Pero lo interesante sería saber para qué realmente el Gobernador Javier Duarte se reunió con estos dos pesos pesados de la federación… más cuando horas antes, en su conferencia de prensa, había dejado en claro varios puntos de interés político (quizás ni se acerquen a lo social) como lo fue la permanencia de Bermúdez Zurita al frente de Seguridad Pública; el “estate quieto” a un Yunes Landa que andaba todo alborotado (dice el amigo Iván Calderón: “desesperado”… opino lo mismo) y la no investigación por parte del Gobierno estatal en la función de un Edgar Spinoso Carrera y un Gabriel Deantes Ramos…
Las historias que se entretejen en ambos ex empleados que dejaron de ser “de confianza”, son extremas. Edgar, un joven que nació en pañales de seda; se dice que Gabriel, antes del fidelismo, vendía celulares. Hoy, a este par los identifican como prominentes empresarios. En Martínez de la Torre y esa zona, hay quienes defienden al Junior; en Tamaulipas, ¡ni idea!
Dicen que ambos personajes salen por la declaración de Claudio X. González: ¡Seis mil millones de pesos!
Sólo tengo una pregunta: ¿Eran recursos estatales o federales?
Obteniendo la respuesta, entonces hay que aplicar la máxima de la Ley de Hilados y Tejidos: El hilo se revienta por lo más delgado…
¿A quién creen que se le podría cortar los hilos? ¿A Edgar o a Gabriel?
Sólo el tiempo lo dirá… En una de ésas, resulta que tanto Edgar como Gabriel no pendían de un hilo, sino de la tela de una araña… ¡exacto! ¡ésa que aguanta a un chingo de elefantes! Aunque al final, el chiste es tejer fino.
PD Así no me llamo
No me llamo Salvador Muñoz… Tampoco se llamó Agustín Lara… Mucho menos Benito Juárez… Ni John Lennon ni José López Portillo, por citar algunos… pero así me conocen y los conocían, los conocen y los conocerán… igual que ocurre con Anilú, con Erick, con Carvallo, con Pepe Yunes…
En principio, mi columna se iba a llamar así: “No me llamo Salvador Muñoz”. Soy Salvador… bueno, realmente no me gusta mi segundo nombre, pero para que tengan una idea, soy tocayo de Benjamín Garcimarrero, Domínguez y Franklin…
Y pretendía tocar el tema después de que veo por las redes sociales que hacen alboroto porque en un boletín del Congreso manejan como “Anilú Ingram” a la presidenta de la Mesa Directiva de la LXIII Legislatura, en lugar de llamarla Ana Guadalupe. Dicen que se saltan el trámite legal para el cambio de nombre que hace unos días hizo público la interesada, pero tan interesada está en ese cambio que ya apareció en los dos medios de mayor difusión en el Puerto (El Dictamen y Notiver) el Aviso Notarial correspondiente… ¿les dicen edictos?
Y me acordé de Alicia, mi vecina… llegó con su esposo Bernardino. Durante más de diez años vivimos engañados pensando que así se llamaba pero realmente era Francisca. Pancha, en venganza, los vecinos cariñosamente le llamaban… hasta que decidió por Ley, cambiarse de nombre por el que todo mundo la conocía…
Lo cierto es que ya con el Aviso Notarial publicado y los que vienen, para qué tanto brinco, si para el grueso de la población porteña y reporteros, fue, es y será Anilú… ya el que quiera castrarla, habrá de recordar cuáles eran sus nombres, como a mí, Salvador Benjamín Muñoz Mora; como a Ángel Agustín María Carlos Fausto Mariano Alfonso Rojas Canela del Sagrado Corazón de Jesús Lara y Aguirre del Pino; como a Benito Pablo Juárez García; como a John Winston Ono Lennon; como a José Guillermo Abel López Portillo y Pacheco; como a Ana Guadalupe Ingram Vallines; como a Erick Alejandro Lagos Hernández; como a Jorge Alejandro Carvallo Delfín; como a José Francisco Yunes Zorrilla…