Carlos Ramírez/Indicador político
Y acaban las comparecencias este día.
Comparecencias que pasan inadvertidas para un gran grueso de la población que vive ajeno a la política del día porque vive una economía de “al día”.
Comparecencias que dan lugar a un concurso de oratoria, de discursos, de verbo pero igual, ajena a argumentos sustentados con realidad, pero apegados a una “legalidad” a modo.
Comparecencias que llenan butacas, las repletan, al igual que sillas en el atrio del Palacio de Encanto… curioso, pero con la misma facilidad que atascan de sillas y butacas, dejan grandes vacíos que es preciso llenar con incredulidad, repudio, reclamo…
Comparecencias que si bien, hay una distancia enorme entre “la privatización” y el desglose del Tercer Informe del Gobernador de Veracruz, entre los interesados en la política no se deja de pensar en el abrupto desesperado, en el reclamo iracundo, en la impotencia ante lo inevitable de una Layda Sansores y el imperativo a privatizar (y en lo local: a comparecer) a colipoterra progenitora de los expositores.
Comparecencias que suenan a “Compadrecencias”…
Comparecencias que ha de cerrar un secretario de Gobierno que sabrá Dios si ha de responder a esos vacíos que dejaron sus antecesores que confunden a un sistema político con un Crimen Organizado, que confunden a la amistad con la complicidad, que confunden su entorno con la realidad de millones de veracruzanos alejados del confort, de la seguridad, de un salario bien remunerado, a comer bien… a vivir bien…
Comparecencia última donde un Erick Lagos Hernández ha de enfrentar a una fracción legislativa panista que no es la sombra de la anterior… ésta sabe que la Glosa del Tercer Informe conlleva a un análisis político, financiero, económico, social, que al aparejarlo con el dicho del Gobierno, contrasta en todo, en números, en cifras, en verbos, como si hubiera la intención del Sistema por hacer un Veracruz de ficción…
Comparecencia de priistas con uno que otro chaquetero, tanto en la exposición como en la curul, que despiden vasto olor a naftalina de ese partido que dice que se renueva y la verdad es que sólo se recicla: mismos vicios, misma gente, mismas costumbres, mismas mentiras disfrazadas de frases “bonitas” que rayan en lo cursi… bueno, al menos, eso lo hacen bien…
Comparecencias que no satisficieron, tan es así, que se sigue esperando la ampliación de información por cantidad de secretarios que se comprometieron a hacerlo… como si estuvieran en campaña… prometer hasta meter; una vez metido, olvidar lo prometido.
Comparecencias que no dejan de recordar, por la actitud asumida por cada secretario de despacho y su coordinadora de Comunicación Social, aquel cuento de los 90, donde un priista le dice a otro:
— ¿Sabías que los elefantes vuelan?
— ¿Quién dice esa mamada?
—Pues Zedillo, el candidato a la presidencia…
— ¡Ah, bueno! Sí vuelan, pero muy bajito…
El servilismo en su apogeo… la cerviz gacha con barbilla en pecho… el “Sí, Señor” de lacayo desprovisto de dignidad y sobre todo, de compromiso con la gente…
Hoy, concluyen las comparecencias… pero la incredulidad continúa.