Carlos Ramírez/Indicador político
La política de la patada
Cada vez que le pregunto a un funcionario estatal a qué equipo le va, algunos salen con que a los Tiburones Rojos del Veracruz… realmente no les creo. Al único que sí le creí fue a Julen Rementería. En los que se dicen escualos, cuando se les insiste, algunos salen con que realmente son americanistas, como Erik Porres, Pepe Yunes Zorrilla, Lorenzo Antonio Vázquez Portilla y Américo Zúñiga; hay Chivas, como mis amigos Arturo Reyes González y Miguel Ángel Gómez Polanco; pocos le van a los Pumas, como Alberto Arizmendi, Tato Vega Yunes y Silem García Peña; aunque también hay quienes le van al Cruz Azul, como Filiberto Vargas y Alberto Silva Ramos.
(Cabe citar que Tato confesó con agua mineral de por medio, que le va a los Tiburones, pero cuando descendieron, encontró refugio en los Pumas).
II
La historia del porqué le va Silva Ramos al Cruz Azul, es de envidiarse… una fractura en el codo cuando niño, lleva al Cisne al Hospital Central Militar y allí fue atendido por una eminencia en eso de los traumas: el doctor Aurelio Pérez Teuffer. Se ve que le ha de haber dolido hasta el alma la lesión al pequeño Betín, y a manera de consolarlo —cuenta el mismo Silva— el doctor Pérez Teuffer le dijo: “¿Ya viste quién está aquí?”
Cuando alzó la cara Beto, dice que fue impresionante ver la figura de José Miguel Marín Acotto, para todos conocido como Miguel Marín, el Supermán o el Gato. Sí, tenía enfrente al mismísimo portero del Cruz Azul, quien era atendido por una lesión en uno de los dedos de la mano… y desde entonces, le va al Cruz Azul… ahora que recuerdo, una vez que nos tomamos una foto, ¡el cabrón tapó el escudo de mi chamarra!
III
Cosas de la vida… quizás por la misma edad en la que andaba Alberto Silva, otro político (y del norte), en otro tiempo, pero con el mismo doctor, Pérez Teuffer, llegó a consulta al Hospital Dalinde, en el DF. Allá por 1957, Domingo Yorio Saqui, con siete años de edad, fue atendido por un problema en el fémur y gracias a un injerto, dice el mismo “papanterco”, salvó su vida. Recuerda el ex alcalde de Papantla que el doctor Aurelio, antes y tras la operación, lo animaba: “¡Ándele Yorito, lo quiero ver como un gran jugador de fut!”
Domingo no se vio en la primera división pero sí vio al doctor Pérez Teuffer en lo que ahora llamanos el Tri: fue el médico de la Selección mexicana y de muchos jugadores a los que atendió por fracturas.
IV
Al tiempo, Yorio Saqui resultó ser un buen jugador amateur que igual era férreo defensa o mortal delantero… ¡ya ven que está grandote el canijo! Recuerda Domingo que, en 1967, en la Artículo 3º, conformaron un gran equipo donde por allí aparecía Emeterio López Márquez al estilo Chicharito (porque calentaba la banca) y Cecilio García Cruz, aunque no lo crean, como portero, así como Restituto Lara Faticatti. Un año después, Nicodemus Santos Luck pidió a la escuela que representara a Xalapa en un torneo de futbol donde se ganó regionales en Perote, Martínez hasta llegar al nacional.
Por supuesto, el corazón de Domingo Yorio es de la “Juve” (Juventus) porque le gana lo italiano al ojiazul suegro de Américo Zúñiga aunque no niega que a nivel aldea, Atlante, Necaxa, Atlético Español y Veracruz, eran sus favoritos en los 70; hoy, simpatiza con varios, como Monterrey (¿por marro?), Tigres de UANL, Puebla, así como Cruz Azul y América…
Lo curioso de todo esto es que a pesar de tantos triunfos representando a Xalapa, los estudiantes nunca recibieron las medallas por parte de Santos Luck y por eso, cada vez que lo veía Domingo Yorio, le gritaba “¿Y las medallas, Maestro?”; una y otra vez en cada encuentro: “¿Y las medallas, Maestro?” hasta que un día, allá por el 73, Nicodemus, ante el clásico grito de Yorio Saqui, lo llamó y cuando pensó que lo iba a regañar, le ofreció trabajo ¡como secretario y oficial mayor del ayuntamiento de Papantla! y así fue como a punta de patadas, Domingo Yorio entró a la política… ¡y sigue!
V
¿Yo? Yo le iba al Cruz Azul… hasta que conocí a Brenda al estilo Leonardo Favio… cuando la estaba cortejando, salió la plática del fut y le pregunté:
—¿Y a qué equipo le vas?
—Al América… ¿y tú?
—¡Yo también! ¡Ding Dong Ding Dong!