Carlos Ramírez/Indicador político
El postre del Gober
La primera noticia que me encuentro en la mañana del jueves, es la que circula Alberto Silva Ramos en su facebook… pero no crea que es el mensaje subliminal que mandó hace unos días cuando subió en su “muro” la foto del Pavorreal a la entrada de la Casa Veracruz, curiosamente cuando el Gobernador había anunciado lo de la posibilidad de una gubernatura de dos años. La noticia era la resolución del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación al Gobernador Duarte de Ochoa por irse a comer con el entonces candidato a la presidencia Enrique Peña Nieto. La primera reacción que uno tiene, más a esa hora de la mañana, es preguntarse: ¿Pues qué se comió el gobernador? ¿Se fue sin pagar la cuenta? ¿Cuántos platos rompió?
II
Al leer la nota, las cosas se aclaran: El 4 de abril de 2012, el gobernador Javier Duarte de Ochoa estuvo con el entonces candidato de la coalición Compromiso por México, en una comida. Entonces, los partidos PAN y PRD presentaron una queja ante el IFE (hoy INE) porque consideraron que el Gobernador violó el artículo 134 de la Constitución que prohíbe a servidores públicos desviar recursos públicos e influir en las contiendas electorales. Duarte de Ochoa se defendió como gato “panzarriba” argumentando que dicha reunión fue de carácter privado y además, que había solicitado permiso sin goce de sueldo “para faltar a trabajar ese día”.
Por supuesto que al Gobernador se le barrió una cosa: Cuando se adquiere un cargo como el que ostenta, se es Gobernador de 24 horas y no a cachitos. Es igual que el reportero o periodista. Si hay noticia, tiene que moverse a ella, sin importar el lugar y la hora que sea… No es como uno, que nomás escribe ahí su opinión, la manda ¡y listo! a olvidarse del mundo que para eso tenemos ¡al Gobernador, a reporteros y periodistas!
A lo que voy es que fuera de carácter privado o no la reunión que sostuvo en ese entonces con el candidato Peña Nieto, Javier Duarte lleva una investidura que al menos, de no ser por enfermedad u otra cosa más grave, no se podrá quitar hasta el 2016.
III
El gobernador, al ser cuestionado por la prensa, rechazó haber violado la Ley pero afirmó que seguirá respondiendo a las convocatorias que haga el Presidente Enrique Peña Nieto… bueno, siendo lógicos, si me invita el presidente Peña Nieto a comer, es probable que vaya, aunque ello me cueste la condena, no del INE, sino del gremio periodístico, como cuando se ha acudido a los desayunos que ofrece el gobernador en La Parroquia. Ese famoso palíndromo muy dado entre reporteros, fotógrafos y demás fauna de los mass media: “Somos o no somos” que pareciera cerrarse más en estos días tras el caso de Maryjose Gamboa.
Creo que nadie criticaría en este momento que el Gobernador se reuniera con el Presidente. Se le juzga por reunirse con el candidato.
IV
¿Y la sanción por comer con el presidente? Uno, como vil plebeyo, lo primero que se le viene a la mente cuando vive en carne propia casos como éstos, son los siguientes castigos:
* Te mandan a lavar todos los platos y de paso, limpiar la mesa…
* Si es en restaurante, te toca pagar la cuenta y además poner la propina ya no del 10, sino del 15 por ciento…
* ¡Ah! Y la más implacable: ¡Te dejan sin postre!
Pero la política casera no es tan benévola como la política electoral… el Tribunal pide al INE que sancione en este caso al Gobernador y a colados a la comida (Jorge Carvallo, hoy titular de Sedesol estatal, y Gabriel Deantes Ramos, prófugo de la Justicia… popular)… ¿y en qué consiste el tremendo castigote? Bueno, el menú no es muy variado… una amonestación pública y presentar queja ante la auditoría estatal o denuncia ante el Ministerio Público… vamos, al final, en cualquiera de los dos casos, El Borrego Mauricio Audirac o el Muñeco de Sololoy (El Culín para los cuates) Luis Angel Bravo, serían los encargados de “castigar” al Gobernador por su comida…
Así las cosas, ¡que le sirvan hasta postre!