Ruperto Vázquez Ovando/Opinión en línea
Hay de familias a familias…
El pasado sábado, vamos en la carretera cuando recibo una llamada. Es un saludo por motivo de la Libertad de Expresión que al final, se convirtió en una plática.
Le cuento del “accidente” de Andrea, su hija y de inmediato su voz se torna seria: “¿Qué le pasó?” Lo tranquilizo. “Nada grave, le dieron un baño con polvo de cemento”. Incluso le digo que las fotos las titulé “De los jicarazos de Papi… ¡al baño de cemento!”
Me dice Héctor Yunes que sus hijos lo ayudan mucho… cavilo: Andrea, LIz ¿y Héctor? Como si me adivinara el pensamiento me dice: ¡Hasta Héctor! Y me platica la anécdota de la famosa foto donde aparece su esposa Verónica de la Medina, Héctor chico y él con el Presidente de la República… a Peña Nieto y Osorio Chong le agradó ver a la familia del Senador en Acapulco, en esa convención nacional de Protección Civil y el entusiasmo del pequeño ante el mundo “polaco”.
Me dice que igual va en carretera rumbo a Alvarado para celebrar con periodistas el Siete de Junio, pero que después regresa al Puerto jarocho… “¡se casa Fernando!”
Cierto, “se me había olvidado”, le comento. Me confiesa el aprecio que le tiene a su sobrino y que le va a dar mucho gusto acompañarlo en esta ceremonia tan especial… Héctor Yunes valora el concepto de familia… y valora a su familia.
II
Hay de familias a familias…
De niño, tuvo que padecer las borracheras de un padre, las infidelidades de un padre ¡y hasta el abandono de un padre! de adulto, compiten por uno de los cargos más representativos del pueblo natal y aunque su padre lo insulta, lo calumnia y reta, no dice nada… el hijo tiene que aguantar la enorme soberbia de su padre.
No, por favor, no… no hablo de Jorge Carvallo Delfín y Jorge Carvallo Hernández.
Hablo de otra relación padre-hijo igual, pero no más cabrona que la citada: Cruz Treviño Martínez y de la Garza y su hijo Silvano Treviño.
Silvano, como buen hijo, se las ingenia para dejar siempre en alto el nombre de su padre, a pesar del sufrimiento que éste le causa a su madre y a él mismo. Su sacrificio llega al extremo de llevarlo a renunciar a la mujer que ama y a la prefectura del pueblo… todo por su padre. Claro, la película se llama “La Oveja Negra” interpretada por Fernando Soler y Pedro Infante.
Del caso de la familia Carvallo, mis respetos a Don Jorge, así, en mayúsculas, que además de ser un buen político (que sabe tragar sapos sin hacer gestos) mantiene la prudencia… al no responder del mismo modo a su padre… si Jorge Carvallo no habla, ¡pues menos yo!
III
Hay de familias a familias…
Los Pola parece que han encontrado el punto medio. Ya no es la competencia en la escuela. Vamos, ni competencia en la vida… mucho menos en el Congreso. La competencia en los Pola es consigo mismo.
Son políticos y diputados, por lo tanto, el interés en ellos debe centrarse por ver quién presenta iniciativas de interés social; en quien se ponga del lado de la sociedad; en quien haga uso de la razón y no del poder.
Por el momento, se han bajado del ring. Pareciera que entendieron que el Congreso no es una arena para dirimir sus conflictos uterinos y que sus pleitos cainescos poco deben importarnos. ¡Qué bueno por ambos! Al final, cuando esto concluya, se verá realmente quién es el mejor como político, y como dijera Héctor Yunes: “La alta política concilia, une a los extremos, trabaja en el presente para el futuro. Es diálogo, no monólogo; entendimiento, no rencor. Así, tendremos un Veracruz mejor”.
Sí, hay de familias a familias.