Raúl López Gómez/Cosmovisión
El silencio de las mujeres
La carta de acoso sexual que se publicó en el portal de “Al Calor Político”, hasta el momento, tiene una víctima.
Pero no es la anónima que se dice empleada de la Regiduría 11 del Ayuntamiento de Xalapa… tampoco es, en este caso, por ser la cabeza, el regidor Silem García Peña… muchos menos la imagen del Ayuntamiento… son todas las mujeres.
II
Hace unos días, aparece en dicho portal, la carta de una mujer que, sintetizando, dice: “laboro en las oficinas de la regiduría once del Ayuntamiento de Xalapa; en mi trabajo me están acosando sexualmente, me dicen que si no accedo a las cosas que me piden me van a despedir, lo que me ha traído demasiado miedo y temor. Por mi cabeza pasan mil pensamientos que me atormentan porque lo que gano trabajando ahí es muy poco pero me sirve para darle de comer a mi familia y sin el trabajo me veo perdida”.
La mujer no señala a nadie y pide orientación para acabar con el acoso sexual, pueda seguir con su trabajo y externa su miedo. Al final, entre paréntesis, cita: “Favor de omitir mis datos, este es mi nombre verdadero y no quiero más represalias”.
Atendiendo las políticas de publicación de este portal, hay un apartado que dice: “Atento recordatorio a nuestros lectores: Uno de los criterios que aplicamos para publicar denuncias anónimas es que nos envíen el número de un teléfono fijo en el que podamos corroborar la identidad del autor. De otro modo, será ignorado el correo”.
Luego entonces, se entiende que se corroboró el nombre de la denunciante.
III
La respuesta del gobierno municipal a través de la Contraloría, fue ponerse a disposición de la denunciante. Sin embargo, hasta el momento, ¡no aparece! Y no porque haya desaparecido alguna empleada del ayuntamiento y en especial, de la regiduría 11.
En el caso de Silem García Peña, regidor 11, cabe citar algo: Si no mal recuerdo, es licenciado en Derecho. Es decir, sabe de las consecuencias tanto de sus acciones como las de su personal en caso de que se le subiera “el poder” a la cabeza… y créame, en el lugar en que está, por la experiencia edilicia que tiene, por conocer los recovecos municipales, está tentado a ello.
Por ello, no me extrañaría que todas las mañanas se encomendara a Jehová en aras de no caer en la tentación… en ninguna tentación, tanto él como sus colaboradores.
En su descargo, Silem proporcionó los nombres de las mujeres que laboran en su oficina y ninguno coincide con el que puso la denuncia en el Portal… ¿machetazo a caballo de espadas?
No creemos, porque si se supone que se aplicaron las políticas de publicación, hay un nombre y un teléfono, y por lo tanto, una dama en apuros. ¿Qué hay que hacer? Si hay un delito, encaminar los datos a las autoridades correspondientes: Por un lado, la Contraloría municipal, la que ya se puso a las órdenes de la víctima que no aparece; y por otro, la Fiscalía Especializada en Delitos Cometidos por Servidores Públicos; y agregamos la Agencia Especializada en Delitos contra la Mujer.
Pero ¿qué ocurre? Que hay delito ¡pero no cuerpo del delito!
IV
Es comprensible la situación de una mujer víctima de acoso sexual… difícilmente denuncian. Están condicionadas a soportar canalladas en aras de conservar su trabajo. El acoso se da en todos lados… en una casa, en una empresa, en el gobierno.
Cuando uno ve cartas como la publicada, es probable que un alto porcentaje de la sociedad, entre hombres y mujeres, clame justicia para la valiente que se atrevió a denunciar. Igual, da gusto ver que personas como Américo Zúñiga y el mismo Silem García salgan y den la cara por las mujeres y además, estén en la mejor disposición de acabar con este reprobable acto… pero desilusiona ver que, aun con todo el apoyo, la víctima sea un fantasma que ofende a la inteligencia del lector, a las políticas de publicación de un Portal, a la integridad de unos funcionarios, pero sobre todo, a las mujeres que realmente son víctimas de acoso sexual y se mantienen calladas.